Cuando se declaró el estado de alarma por el coronavirus, faltaba poco más de un mes para que la cuarta edición del BCN Film Fest desplegara la alfombra roja en los cines Verdi de Barcelona. El festival debía celebrarse del 17 al 23 de abril, alrededor de la diada de Sant Jordi, como cada año, pero la crisis sanitaria rompía los planes en mil pedazos. «Queríamos hacerlo pero pintaba fatal. Era casi ciencia ficción. Lo más fácil era dar el año por perdido», asegura su directora, la periodista Conxita Casanovas. Pero había mucho trabajo hecho de meses anteriores y tirar la toalla no era una opción, así que, con arrojo, decidieron no cancelarlo y aplazarlo a junio, primero al 19 y ahora al 25. «Vimos que la situación se iba aclarando un poco y pensamos que, pese a los problemas, sería una oportunidad estupenda poder coincidir con la reapertura de las salas. Que sería algo bonito», relata Casanovas con una necesaria mezcla de ilusión y cautela. La situación es la que es.