La Contra

Aquel viento homófobo

La irrupción del sida, a finales de los 80, en plena ola conservadora, estigmatizó a la población gay por desconocimiento de la enfermedad

Ilustración de Ramon Curto / RAMON CURTO

He dado más vueltas que una perdiz antes de incluir el sida en esta serie sobre confinamientos y epidemias varias. No me apetecía hurgar en aquel virus raro que, entre finales de los 80 y mediados de los 90, se convirtió en la principal causa de muerte en España en la población de entre 25 a 44 años. Gente joven, algunos en la flor. El asedio de la enfermedad se les delataba en la piel, en la delgadez extrema, en la consunción de los pómulos. Un ‘bicho’ maligno que arrastró consigo a un montón de gente talentosa: el bailarín Rudolf Nuréyev, el escritor cubano Reinaldo Arenas, el filósofo Michel Foucault, el actor Anthony Perkins, el de ‘Psicosis’... La epidemia coincidió aquí con el estallido de la movida, del hedonismo juguetón, y dio un buen susto a la noche y sus goces. Quien más quien menos tuvo miedo.