Little Richard no estaba muerto en la década de 1970, y así lo demostró con una trilogía de aúpa para Reprise Records (garantía de calidad en esos tiempos).
El primero de esos tres álbumes fue 'The rill thing' (1970). Un Little Richard carnoso y 'funky' como nunca, muy escorado hacia Nueva Orleans y aprovechando los medios que la subsidiaria de Warner Bros ponía a su disposición. Por supuesto al público del momento no le interesó un pimiento, perdido como estaba el personal en grandilocuencias poshippies.
Le siguieron con el mismo estilo, y la misma suerte comercial, 'King of rock and roll' (1971) y 'The second coming' (1972).
Hagamos un alto en 'The second coming'. El título habla a gritos del personaje. Por no hablar de la portada, aerografiada oda a sí mismo ya desmelenado como gay mayor del reino. ¿Y la música? Pues es la monda, señores. Grueso, jugoso rhythm and blues, un solomillo del que cortamos un pedazo, nos lo llevamos a la boca y como está tan rico se nos escapa entre los labios un poco de saliva.