Historias

El general anófeles

El diminuto insecto, transmisor de la malaria y la fiebre amarilla, constituyó el principal enemigo de la tropa durante la guerra hispano-estadounidense de 1898

El mosquito anófeles y la guerra de Cuba. / MONRA

A partir de agosto de 1898 los barcos de la Compañía Transatlántica comenzaron la repatriación de las tropas desplazadas a Cuba, carretadas de soldados evacuados en 14 expediciones, hombres cadavéricos que arribaban a los puertos con un pie ya en el otro barrio. La revista satírica ‘La campana de Gràcia’ publicó en aquellos días una caricatura de Cristóbal Colón con un breve chiste al pie: 'En Palos comenzó y acabóse a palos', una frase que resumía el fin de la aventura colonial, el descalabro, el terrible cansancio acumulado tras años de desgaste durante una campaña en la que el tiempo y las razones jugaron a favor de la causa cubana. Sostiene el historiador Manuel Moreno Fraginals que la célebre frase pronunciada por Cánovas del Castillo poco antes de morir -“hasta el último hombre y hasta la última peseta”- prueba precisamente que los unos y las otras estaban ya en las últimas. Fue una época fea, “un tiempo de mentira, de infamia”, dejó escrito Antonio Machado.