El cine catalán puede vivir ahogado por la precariedad económica, como ha denunciado hasta la extenuación la presidenta de la Acadèmia, Isona Passola, pero su salud creativa sigue desafiando todas las adversidades. Más allá de la falta de dinero, hay talento a raudales, y la cosecha de este año va cargada de películas audaces y renovadoras, alejadas de los clichés expresivos de la industria de más peso. Confirmando los pronósticos, la 12ª edición de los Gaudí quiso premiar con justicia a las dos películas que mejor han representado este año esa sensible mirada autoral: 'La hija de un ladrón', descarnado retrato social sobre la paternidad, de Belén Funes, que conquistó el premio a mejor película en lengua no catalana, dirección y guion; y 'Els dies que vindran', crónica naturalista de las dudas y conflictos de una pareja durante su embarazo, de Carlos Marques-Marcet, que se llevó el premio a mejor película, montaje e interpretación femenina para María Rodríguez Soto.

Los Gaudí se rindieron a dos películas simplemente magníficas que dejaban poco margen a la sorpresa o la duda. 'La hija de un ladrón', debut en el largometraje de Funes, directora surgida de la gran cantera de la ESCAC, relata la vida de una joven madre (Greta Fernández) en su lucha contra la precariedad y la incómoda reaparición de un padre ausente (Eduard Fernández). Por su parte, 'Els dies que vindran', otro filme que indaga de forma muy personal sobre la paternidad –en este caso, sobre los dilemas de una pareja, María Rodríguez Soto y David Verdaguer, ante la compleja perspectiva de tener un hijo–, pudo resarcirse de su incomprensible ausencia en las nominaciones de los Goya que se entregarán el sábado que viene en Málaga.

Premios interpretativos

Rodríguez Soto se llevó el premio a mejor actriz sin que nadie pudiera poner el menor reparo, aunque habría pasado lo mismo si la ganadora hubiera sido Greta Fernández. Ambas lo merecían de calle. En categoría masculina, la decisión sorprendió algo más, pues el Gaudí recayó en Karra Elejalde por su interpretación de Miguel de Unamuno en 'Mientras dure la guerra', de Alejandro Amenábar. Siendo el suyo un trabajo mayúsculo, se echó a faltar, quizá, que el ganador fuera David Verdaguer por su admirable interpretación de futuro padre en 'Els dies que vindran'.

Laia Marull, Gaudí a la mejor actriz de reparto, permitió que 'La innocència', la aplaudida ópera prima de Lucía Alemany, no se fuera de vacío. Y Enric Auquer certificó su gran momento con el premio a mejor actor de reparto por 'Quien a hierro mata', de Paco Plaza, un preludio perfecto para su nominación a mejor intérprete revelación en los Goya.

La gala de los Gaudí, de vocación muy musical y humorística (esos hilarantes vídeos del 'APM'), dirigida por Jordi Prat Coll y presentada con frescura por la actriz Anna Moliner, contó con la presencia del recién nombrado ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes –el primero del Ejecutivo de Pedro Sánchez que visita Catalunya–, el presidente del Parlament, Roger Torrent, el vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonés, y la alcadesa de Barcelona, Ada Colau. Como en anteriores ediciones de los Gaudí, la presidenta Isona Passola lamentó en su discurso oficial la situación económica del cine catalán («estamos en un momento trágico, hemos tocado fondo») y urgió a los políticos, tanto «a los de aquí como a los de allí», a que se tomen medidas para aumentar los presupuestos asignados a la cultura. «Hagan los deberes. La cifras actuales, y más en comparación con Europa, dan casi vergüenza», afirmó la presidenta, siempre combativa.

La ceremonia, de infrecuente precisión en su 'timing', ofreció momentos irrepetibles, como la interpretación de Albert Pla de su clásico escatalógico 'La sequia', o el distinguido discurso del cineasta Francesc Betriu, que recibió el premio de honor de estos Gaudí a manos de Lluís Homar.

Y así hemos contado la gala de esta 12ª edición de los premios Gaudí de la Acadèmia del Cinema Català: