Con ‘Vida’ (2018), su primer disco de composiciones inéditas en 11 años, reanudó Ana Belén la conversación con un público que ha crecido con ella y que se siente reflejado en sus cavilaciones de madurez y en su celebración de una cierta plenitud existencial. Obra, como siempre, de aromas variados, con introspección, pinceladas sociales y zarandeos latinos, que acompañó con nuevos matices a las canciones de siempre este domingo con el Palau, noche de cierre de gira en el marco del Festival Mil·lenni.
‘Vida’, la canción, firmada por Víctor Manuel, abrió la noche deslizando una mirada serena desde la atalaya, pero recordando aquello de que si dejas de pedalear te caes de la bicicleta: “Mientras una se mueve, / la vida se hace más ancha”, concluyó el tema, con una Ana Belén desinteresada por retirarse en los cuarteles de invierno y a la vez presta a recordar de dónde viene en ‘Yo también nací en el 53’. Después de todo, las viejas causas siguen siendo las de hoy, con un renovado ímpetu si cabe, como apuntó al presentar a esa ‘Mujer valiente’ (“que está aprendiendo a decir que no”), una pieza compuesta por Rozalén, autora de nueva planta que se ha sumado a sus fuentes de alimentación como en otros tiempos Pedro Guerra o Bebe.
Voz dominadora
Su voz conserva su brillante timbre de siempre, consagrada a un equilibrio de emotividad y perfeccionismo técnico, dominadora de pausas dramáticas e inflexiones enfáticas, elegante y con su punto de distanciamiento. Las instrumentaciones, dirigidas desde el teclado por su hijo, David San José, fluyeron de un modo confortable, a veces entre brisas ligeras (‘Las cuatro y diez’, quitando hierro al relato iniciático de Aute) y desviándose hacia el jazz-blues (‘La salida no es por ahí’) y el swing: simpático pero menor asalto a ‘Cómo pudiste hacerme esto a mí’, de Alaska y Dinarama. Entre las novedades destacaron la luminosidad tropical de ‘Esta vida es un regalo’, de Juan Mari Montes, y sendos hallazgos de ese talento semioculto llamado Federico Lladó, fallecido en el 2013.
El anunciado “viaje emocional” alcanzó sus cotas más intensas de la mano de Sabina en ‘A la sombra de un león’ y ‘Peces de ciudad’, piezas de vaciamiento interpretativo que condujeron al goteo de éxitos como ‘Contamíname’, ‘El hombre del piano’, ‘Derroche’... Y ese guiño al Chico Buarque juvenil con ‘La banda’, una canción que todo lo transforma a su paso, suspendiendo angustias y miserias, objetivo último, entendemos, de esta Ana Belén que se quiere atada para siempre al arte del escenario.