La primera película de producción europea del japonés Hirokazu Koreeda se ajusta a una modalidad bastante cultivada por el cine francés, la de una reunión familiar en una casa, generalmente de verano, en el campo o cerca del mar, y los conflictos que emergen con bastante rapidez entre todos los reunidos. Tras los saludos y afectos iniciales, basta solo una palabra o un gesto para que salte la espoleta y las malas experiencias del pasado resurjan con fuerza.

No es una película despersonalizada, ya que el director de 'Still walking' y 'Un asunto de familia' impone su pausa, pero resulta algo distinta de las que han convertido a Koreeda en uno de los autores más prestigiados y también comerciales del cine japonés de las dos últimas décadas.

El filme es también una colisión entre estrellas francesas de dos generaciones. Catherine Deneuve es la veterana y reconocida actriz cinematográfica –un personaje que parece haber sido escrito para ella– que acaba de publicar sus memorias. Y Juliette Binoche es su hija, con la que mantiene una relación distante, complicada por cosas del pasado. A la fiesta se une Ethan Hawke, en el papel del marido de Binoche.

Todo encaja bien. 'La verdad' es una película bien engrasada, bien escrita, bien rodada y bien interpretada. Pero por momentos parece que Koreeda haya perdido su centro de gravedad. Es una experiencia interesante, pero no una película definitiva.