Uno de los estrenos más esperados por los niños es el de Frozen II, la segunda parte de las aventuras de Anna y Elsa, el rudo Kristoff y su reno Sven y el simpático muñeco de nieve Olaf que acaba de llegar a las pantallas con nuevas canciones y una historia que lleva a los personajes a explorar el pasado para poder seguir adelante. Visualmente es deslumbrante aunque su trama ha sido recibida con algo de frialdad por la crítica. De todas maneras el fenómeno Frozen está fuera de toda duda y atrae a los pequeños que volverán a llenar los cines. Para celebrar este acontecimiento se ha montado una experiencia gratuita pensada para sus fans que puede disfrutarse en los centros comerciales de Glòries, La Maquinista y Splau hasta el 24 de diciembre.

Para empezar hay que advertir que es mucho mejor intentar asistir un dia laborable, ya que los fines de semana las colas pueden provocar muchos minutos de espera. Esta atracción está instalada en una carpa situada en lugares exteriores estratégicos de los centros, la encontraremos con facilidad. Para empezar, una joven ataviada con la imprescindible sudadera de la película nos explicará en qué consiste. Nos entrega un pasaporte, un cuadernillo que contiene varias preguntas sobre la película y, lo más importante, una página que contiene los símbolos de los cuatro espíritus (agua, viento, fuego y tierra). Si participamos en cada una de estas pruebas nos pondrán el sello correspondiente.

Photocall con Elsa y Anna y el viento 

Mientras suena música instrumental de la película nos invita a hacernos una foto en un decorado con las figuras de Elsa y Anna que nos dan la bienvenida a su helado reino. Si nos portamos bien, la misma chica nos puede hacer la foto para que ninguno de la familia se quede fuera. Las caras de felicidad de los pequeños (y los no tan pequeños) son todo un poema.

Entramos en la primera prueba, centrada en el viento, que consiste en unos pulsadores situados en el suelo que, al presionarlos con el pie, levantan una bocanada de aire que provoca que las hojas que en el suelo se alcen y vuelen mientras Olaf nos mira atentamente. Nuestra guía hace que los chicos compitan entre ellos, intercambien posiciones y pasen un ratito divertido. ¿Lo hemos hecho bien? Pues, primer sello.

El fuego y la tierra

La segunda prueba está dedicada al fuego y también es muy sencilla. En una pared hay un dibujo de Bruni, la salamandra, uno de los personajes que debutan en esta nueva entrega. Nuestra misión consistirá en enganchar unas piezas de plástico imantadas encima, es decir, completar el puzzle. Puede colaborar toda la familia. La tarea resulta también relativamente sencilla y pasamos de nivel.

El siguiente espacio está dedicado a la tierra. Cuatro gigantescas piedras tienen en el centro un símbolo (triángulo, pentágono, círculo y rombo). Los niños reciben estas cuatro figuras geométricas y se sitúan a una cierta distancia del decorado. Se trata de comprobar cuál de ellos consigue llegar antes y colocar la pieza adecuada que nos va diciendo la monitora y encender la luz roja. Los intercambia de sitio, les hace seguir secuencias y dar vueltas para que se desorienten un poco. Se lo pasan pipa…

El agua y un sorteo mágico

Para acabar, el agua está representada por una piscina de bolas, tranquilos aquí nadie se moja. Son blancas y azules pero… es que los encargados nos han escondido en su interior unas cuantas que son de color dorado. ¿Quién las encontrará primero? Los peques se desparraman por el espacio en busca de las bolas perdidas entre risas y mucha competitividad. Si hemos conseguido superar las cuatro pruebas tendremos el pasaporte perfectamente sellado y obtendremos un pequeño obsequio.

Es una experiencia que puede durar unos 20 minutos aproximadamente y que también puede tener premio, ya que si se visita la página web de los citados centros podemos registrarnos como clientes VIP de los mismos. Al entrar en la carpa nos identificamos como tales y nos escanean la tarjeta que nos permitirá participar en un sorteo para cuatro personas para viajar ni más ni menos que ¡a EuroDisney! Nunca congelarse en familia fue tan divertido…