ENTREVISTA

Estopa: "Nos molesta que nos usen como ejemplo del ascensor social"

David y Jose Muñoz reaparecen con 'Fuego', el álbum con el que conmemoran su 20º aniversario y que presentarán en diciembre en el Palau Sant Jordi

Jose y David Muñoz, Estopa, este jueves. / FERRAN SENDRA

Tras una temporada de recogimiento, vida familiar y creación de canciones en la sombra, Estopa vuelve a poner en marcha su maquinaria. Un nuevo álbum, ‘Fuego’, y la perspectiva de dos conciertos en el Palau Sant Jordi (14 y 15 de diciembre), motivan la cita de este diario con David y Jose Muñoz, que tiene lugar en su estudio de grabación de Sant Feliu de Llobregat.

Cuatro años desde ‘Rumba a lo desconocido’. ¿Necesitaban parar?

David Muñoz: Necesitábamos hacer canciones sin presión. Cuando escribimos una canción siempre pensamos que va a ser la última y que ya no se nos van a ocurrir más. La segunda canción que hicimos en nuestra vida, ‘Últimamente’, que ni siquiera metimos en la maqueta, ya decía: "Últimamente no escribo nada / noto el vacío llenar tantas hojas / donde la tinta en el ala no pasa de tinta"... Una oda a la no inspiración.

Jose Muñoz: Eso nos sigue pasando, pero ahora ya nos lo tomamos con más tranquilidad.

Para poder hacer canciones hay que vivir.

D. M. Sí, sin estrés. Sin esa responsabilidad de tenerlo que hacer bien en un concierto. Esa presión existe y desgasta.

J. M. Y cuando acabas una gira lo que menos te apetece es ponerte a componer. Cuando te aburres de no hacer nada es cuando empiezas otra vez.

"Cuando no hay gobierno parece que va mejor la cosa"

David Muñoz

Los dos ya tienen los 40 cumplidos. ¿Este disco es más filosófico y menos callejero?

D. M. Es un disco muy de verdad. Mònica Terribas nos ha dicho hoy que era un disco más interior, y creo que sí. Quizá sea más autobiográfico.

Sus canciones no suelen serlo, o juegan al despiste.

D. M. A veces contamos historias de otros. Las canciones sobre yonquis y porros no son sobre nosotros. Pero aquí hay un alto índice de frases de verdad, lo cual me ha servido para ponerme en orden.

Aquí no hay elogios de la droga.

J. M. Ni canción protesta, como ‘Gafas de rosa’, del disco anterior. Esta canción ya está hecha, igual que están hechas ‘Tu calorro’ o ‘La raja de tu falda’. Son patrones que no queremos repetir.

David y José Muñoz, hermanos cara a cara / FERRAN SENDRA

Pues en estos cuatro años han pasado cositas en el plano político, empezando por esas cuatro elecciones.

D. M. Todas fallidas. Y estas van camino de ser fallidas también. Nos inspiraría a hacer una canción tipo ‘El día de la marmota’, algo gracioso, en plan “vamos todos a votar...” como si fuera la alegre rutina de cada día. Pero voy a decir una cosa, y lo diré bajito: cuando no hay gobierno parece que va mejor la cosa. Ahí lo dejo.

Mensaje ácrata.

J. M. Pero en las entrevistas en torno a este disco estamos intentando no politizar la parte de cultura de los medios. Porque abres el periódico y todo lo ocupa eso. El otro día, hasta el ‘El chiringuito’, de Pedrerol, estaba con las manifestaciones.

D. M. Y yo quería saber si se había lesionado Dembélé o no... En un diario, si llegas a las páginas de Deportes, yo quiero saber lo que le pasa a Messi, y en Cultura, pues a ver qué dice Albert Pla.

Y que el titular no recoja una declaración política.

D. M. Bueno, yo los titulares de Albert Pla nunca los veo políticos, sino de risa, ¿no?

"El número 9 es el de la canción mágica. En los discos lo tenemos reservado para las canciones especiales"

Jose Muñoz

Una de las canciones más sorprendentes del disco es ‘Pobre Siri’, sobre una historia de amor con la voz de los teléfonos móviles.

D. M. Empezó como una broma y acabó siendo algo serio. Es irónica, pero no es tan divertida como parece. Encierra un mensaje crítico: que al final nos vamos a enamorar de verdad de Siri, una voz que no tiene sentimientos.

Habla de la soledad.

D. M. Y de que a lo mejor vamos a acabar todos un poco rayados con eso de la tecnología.

Y la canción número 9 es una balada reflexiva, ‘El último renglón’.

J. M. El número 9 es el de la canción mágica. En los discos lo tenemos reservado para las canciones especiales.

D. M. Como ‘No quiero verla más’ o ‘Mundo marrón’. Esta refleja una manera de describir mi interior. Es como una charla de psicólogo, con una primera parte sin rastro de ritmo y luego una batería que es un guiño a Triana.

‘Los globos’ también podría haber sido la 9.

J. M. Es la canción en que arriesgamos más.

D. M. En nuestra numerología, la 9 es la mágica y la 12, el experimento. Esto es un disco, no un concierto, y lo terminamos con las canciones más lentas y oníricas. Como ‘La serpiente y la luna’, que es una fábula.

"Si intentas hacer algo moderno hoy, mañana va a sonar antiquísimo"

David Muñoz

Vistos los cambios de gusto en la música, la compañía les sugirió apuntarse al reguetón, ¿verdad?

D. M. Nos dijeron: “Chicos, hemos hecho una reunión y hemos pensado que os tenéis que modernizar”. Fue un golpe en el hígado.

J. M. Decían que en cuatro años había cambiado mucho el negocio y que si queríamos sonar en la radio teníamos que tocar reguetón. Y yo: “Ya sé que ha cambiado, hijo”. Y más en Latinoamérica, donde el 90% de todas radios programan reguetón. Quise entender esa propuesta, pero nosotros nunca hemos hecho música para sonar en la radio, y vamos a seguir así. No nos vamos a subir ahora al carro.

D. M. Yo les dije: “¿No veis que Los Chichos molaban más en los 70 con las guitarras que en los 80, cuando intentaron ponerse modernos?”. Si intentas hacer algo moderno hoy, mañana va a sonar antiquísimo.

J. M. Y si nos toca no sonar en la radio, pues no sonamos.

¿En ningún momento dudaron?

J. M. Lo hemos tenido clarísimo. Siempre nos ha gustado coger el camino diferente del que cogen todos. Llámanos originales. O que intentamos no hacer clones. Si ahora se lleva eso, pues será cuestión de ser más nosotros que nunca, y sin intentarlo.

Tratan de hacer lo que les da la gana.

D. M. Intentamos hacer canciones atemporales, y eso implica hacer lo que queremos.

J. M. Intentamos divertirnos.

D. M. Siempre hacemos más canciones de las que al final irán en el disco, 20 para que queden 12. Y aunque eso parezca que es más trabajo, es liberador, porque al no pensar en el disco, no hay presión, y es así como se nos puede ir la olla, como con ‘Pobre Siri’, o ‘Los globos’, o ‘La serpiente y la luna’.

Su libre posición incluye decir que no a muchas propuestas. Publicitarias, por ejemplo.

D. M. Hemos rechazado ofertas de anuncios que no tenían nada que ver con nosotros. Otra cosa son las marcas que aceptan patrocinar nuestras giras. Pero si tenemos suerte de algo es de no estar alienados. Bancos, ninguno. Cuando veo un anuncio muy bonito y en el que, al final, pone ‘banco tal’, pienso “qué cortada de rollo”.

Y afrontan dos noches en el Palau Sant Jordi, entre otros dobletes, sin haber pasado por ‘La Voz’ ni por ningún ‘talent show’.

D. M. Yo eso no lo quiero pensar. Nunca lo hemos pensado. Nunca hemos pensado en el éxito que podemos tener. Y menos ahora. Nos tenemos que abstraer. Tenemos que ser más David y Jose que nunca, no ‘estopizarnos’. Yo no me siento a gusto con el papel del tío que está “partiendo la pana” y parece que la gente está contenta con que seamos así.

Una mánager importante, Rosa Lagarrigue, les sugirió que hicieran ‘La Voz’ para así poder actuar en el Sant Jordi no una o dos noches, sino tres.

D. M. Rosa nos lo dijo con la mejor intención, con cariño, como si fuera nuestra madre, y ella no tenía nada que ver con el tema. Pero nos aconsejó que lo hiciéramos, que a algún artista suyo le había ido muy bien. Pero yo no me veo juzgando a los demás. Ni siquiera a un actor de nuestro videoclip, con esto lo digo todo. No es que no me guste el programa; es que no sería yo. Me darían sudores, ataques, no haría gracia... A mí no me gustaría verme ahí.

"El nuestro ha sido un caso totalmente anormal. Sin contactos, ni padrinos, ni mánager..."

Jose Muñoz

Hay una idea de Estopa como ejemplo de triunfadores hechos a sí mismos que han alcanzado el éxito desde abajo. ¿Es un cliché que les molesta?

D. M. Lo de Rockefeller, que empezó vendiendo periódicos y acabó siendo el capo. Son historias que se montan para justificar la sociedad. Ejemplos de un supuesto ascensor social gracias al cual, si te lo curras mucho y eres muy listo, puedes llegar arriba. Cuando yo creo que hay más gente a la que le toca la lotería que beneficiada del ascensor social. Sí, nos molesta que nos usen para eso. Porque nosotros hemos tenido suerte, nos tocó la lotería, no nos creemos nada, no pensamos que seamos mejores que nadie, no queremos ser números uno, ni que nos pongan como ejemplo de que si te lo curras mucho y cierras los ojos y sueñas una cosa muy fuerte, muy fuerte, y ves una estrella fugaz, el sueño se te cumple. Pero con nuestras canciones pretendemos ayudar a la gente en su día a día, en sus movidas y en sus vivencias. Eso sí. No tiene nada que ver. Como las letras yo las hago en plan autoayuda, para mí, entiendo que también puedan ayudar a los demás.

J. M. El nuestro ha sido un caso totalmente anormal. Sin contactos, ni padrinos, ni mánager...

Y bien, la respuesta del público confirma sus intuiciones cuando decidieron ignorar las llamadas a hacer reguetón.

D. M. Joder, es un descanso, ¿eh? Porque, aunque crees que llevas razón, siempre te queda la duda: a ver si ahora nuestra manera de ver la música va a ser muy de gente mayor... Pero Rosalía ha dicho que le gustaba que decíamos muchas palabrotas y que había como un tabú ahí que quizá no exista en la música de ahora. Lo entiendo, puede pasar. Estas canciones son muy de tabú.

¿Se han conocido?

D. M. Todavía no. Nos encantaría. Creo que como también es del Baix Llobregat hay ahí una conexión especial.

J. M. Ser de allí y mantener el entorno, los amigos, es la manera de mantener los pies en el suelo.

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