PEQUEÑO DICCIONARIO

Guía de seres sobrenaturales de la cultura vasco-navarra y la religión vudú

Ambas tradiciones mágicas están presentes en la nueva novela de Dolores Redondo, 'La cara norte del corazón'

La escritora Dolores Redondo, en el valle de Baztán. / CARLOS RUIZ

Dolores Redondo fusiona de forma natural en ‘La cara norte del corazón’ los mitos vasco-navarros que ha imbricado en la trama de la trilogía de Baztán con los de la cultura cajún y las creencias de la religión vudú de Nueva Orleans. He aquí una pequeña introducción a este universo mágico e inquietante donde todo ser tiene un papel: 

EN LA CULTURA CAJÚN Y EL VUDÚ: 

Bazagrá: palabra que se usa para invocar una maldición que toma el nombre de un demonio del vudú. 

Loas: espíritus que hacen de intermediarios en el vudú entre los humanos y el dios. Implican muerte, caos, lujuria y vicio. 

Barón Samedi: uno de los 'loas'. Espíritu maléfico que representa a la muerte y aparece como un esqueleto de cuencas hundidas con sombrero de copa y un puro en la boca (recordarán haberlo visto en Halloween y Carnaval). 

Filolets: Fuegos fatuos, luces azules de los pantanos de Luisiana que se cree que son los espíritus de los muertos. 

Lutins: espíritus traviesos, normalmente de niños fallecidos sin bautizar, que actúan como duendes y que solo los menores de dos años pueden ver. Les gusta trenzar el pelo de los humanos dormidos.

Rougarou: especie de hombre lobo que habita en los pantanos. 

Traiteur: curandero o brujo cajún de magia blanca que puede curar con la oración y la imposición de manos. 

EN LA MITOLOGÍA VASCO-NAVARRA:

Basajaun: el señor del bosque, versión local del Yeti normalmente bondadoso y protector del equilibrio entre los humanos y la naturaleza. Inspira el título de la primera entrega de la trilogía, ‘El guardián invisible’, y siempre está presente.

Gauekos: espíritus de la noche, criaturas oscuras y malignas que vagan sin hogar buscando un resquicio de oscuridad en las almas para quedarse a vivir en ellas. 

Belagiles: las brujas. 

Mari: caprichosa y poderosa diosa de la naturaleza y la fecundidad. 

Flor del cardo: talismán que se coloca en las puertas de las casas (Redondo tenía uno, confiesa) que al evocar el sol protege de las criaturas de la noche y de las brujas y sus hechizos. 

Itxururia: corredor de las almas, situado entre el tejado de las casas y la línea que marca el agua hasta el suelo, donde se enterraba a los bebés fallecidos sin bautizar (sus fantasmas se llaman 'mairus', similares a los 'lutins', y protegen el hogar; sus huesos son codiciados para prácticas de brujería) y que la Iglesia católica impedía enterrar en el cementerio.

Tarttalo: cíclope caníbal que descubre Redondo en 'Legado en los huesos'. Ser bestial que marca el lugar donde vive con huesos de sus víctimas.

Inguma: ser terrorífico que se lleva el cuerpo y el alma de los bebés y los mata en sus cunas. Aparece en 'Ofrenda a la tormenta'.