FESTIVAL GREC

Bruce Beresford: "Hice 'Paseando a Miss Daisy' como una llamada al entendimiento"

El director de 'Consejo de guerra' y 'Manto negro' apadrina un ciclo de cine australiano y neozelandés en la Filmoteca

Bruce Beresford, fotografiado este martes en la Filmoteca de Catalunya / ALBERT BERTRAN

El director de la oscarizada 'Paseando a Miss Daisy' o películas emblemáticas de la Nueva Ola australiana como 'Consejo de guerra' y 'Adquiriendo sabiduría' ha visitado Barcelona para apadrinar 'Imatges dels antípodes', ciclo sobre cine australiano y neozelandés que la Filmoteca programa en colaboración con el Grec. De Beresford se podrán ver hasta cuatro filmes, incluyendo la reciente e inédita por aquí 'Ladies in black'.

Nos visita como insigne representante del cine australiano, pero es uno de los directores más nómadas que existen.

Sí, sí, así es. He rodado muchísimas películas estadounidenses. Muchas de las últimas lo son, como 'Mr. Church', con Eddie Murphy, o 'Flint', con Queen Latifah. He hecho cine en Sudáfrica y Canadá. Algunas coproducciones entre diversos países europeos…

Ni siquiera empezó en Australia, sino en Nigeria, como montador, a mediados de los 60. ¿Qué clase de trabajo hizo allí?

Al acabar la universidad [hizo filosofía porque en Sídney no había cursos de cine] me fui a Inglaterra para buscar trabajo en el cine. Pero al no pertenecer a ningún sindicato, me cerraron las puertas. Fue entonces cuando vi un anuncio en el que se buscaba a un montador en Nigeria. Era una unidad de cine gubernamental en Enugu, al este del país. Acabé montando poco. Me aburría, así que me enrolé en un grupo de teatro y gracias a eso aprendí mucho sobre cómo tratar con los actores.

¿Diría que es uno de sus fuertes? ¿El trabajo con los actores?

No sé si es mi especialidad. Sé que disfruto haciéndolo.

Al volver a Australia, fue llegar y besar el santo. Su debut ['The adventures of Barry Mackenzie'] fue la primera película autóctona en rebasar el millón de dólares en la taquilla de su país.

Fue un éxito enorme. Por otro lado, la crítica la detestó. Era una comedia bastante gruesa sobre un australiano que no sabe muy bien cómo desenvolverse fuera de su país.

Todo lo contrario a usted. Pero no adelantemos acontecimientos. Antes de eso, se asentó como nombre respetado de la Nueva Ola australiana con 'Adquiriendo sabiduría' o, sobre todo, 'Consejo de guerra'.

Quizá la única película sobre la segunda guerra anglo-bóer. Bueno, la única australiana, eso seguro. Hay un par sudafricanas. De esta historia [sobre tres tenientes australianos acusados de matar a prisioneros desarmados durante el citado conflicto] no me interesaba el asunto de la inocencia o la culpabilidad. Todo el mundo sabía que eran culpables. Quería indagar en qué clase de situación lleva a alguien a hacer cosas que no haría en otro momento de su vida.

Ha firmado muchas películas sobre el choque de culturas y, en algún caso, el entendimiento entre ellas. ¿Vienen estos intereses de sus días en Nigeria?

Creo que sí. Fue la primera vez que me junté con negros y africanos. Yo era el único blanco de la unidad de cine. Muchos africanos se convirtieron en buenos amigos y algunos de ellos todavía lo son. Aunque, bueno, mucha gente ha muerto. Para mí era interesante tratar con otra cultura y apreciarla. No sentía que la mía fuera superior.

¿Cómo acabó dirigiendo una película tan estadounidense como 'Gracias y favores', esencialmente una balada country puesta en imágenes?  

Me enviaron el guion a Australia. Hace un año, en Los Ángeles, la hija del guionista [Horton Foote] me dijo que yo no fui la primera opción: ¡unos treinta directores habían rechazado la película! Fue Foote quien dijo "enviádsela a este australiano", después de ver 'Consejo de guerra'. Me cuesta creer que un guion tan maravilloso fuera rechazado por treinta cineastas. Para mí fue toda una suerte.

"Hace poco supe que habían ofrecido 'Gracias y favores' a treinta directores antes que a mí"

En su diccionario biográfico de cine, el gran crítico David Thomson dice de usted que "es más que versátil; aporta una mirada fresca a todo". ¿Es eso lo que se propone cuando encara un proyecto?  

Nunca me he planteado algo así. Cada película es diferente. Cada una lleva sobre un año para el director, y cuando se acaba, es como si te quitaras un enorme peso de encima. Por eso siempre estoy cambiando y cada película es casi una respuesta a la anterior. Es más estimulante. Si hago dos seguidas parecidas, me aburro.

¿Por eso después de la amable 'Paseando a Miss Daisy' hizo películas más severas, como 'Mister Johnson' y, sobre todo, 'Manto negro'?

No, solo eran historias que me interesaban. En el caso de 'Manto negro', quería tratar de reproducir el sentido del lugar y del tiempo que tenía el libro de Brian Moore [sobre misioneros jesuitas martirizados por los indios norteamericanos]. En la mayoría de ficciones históricas, encuentras a personajes que son como nosotros, solo que viven muchos años atrás. En esta novela la gente actúa de forma diferente. Porque estaba guiada por cosas diferentes; la creencia en Dios, sobre todo.

¿Qué opinión le merece 'Green book', muy comparada con su 'Paseando a Miss Daisy'?

A mí me parece maravillosa, pero no creo que las historias de las dos películas se parezcan tanto. Simplemente, dos personas de distinta raza comparten un coche. La historia de ellos es real. La mía se basa en una obra de teatro. Cuando 'Green book' ganó el Oscar, muchos se quejaron, incluyendo Spike Lee, quien aprovechó para cargar contra 'Paseando a Miss Daisy'. Eso me sorprendió un poco. La hice como una llamada al entendimiento.

A finales de los 90 se marcó un thriller con Ashley Judd y Tommy Lee Jones, el exitoso 'Doble traición'. ¿Por qué no profundizó en este género? ¿Fue una mala experiencia?

No, lo pasé muy bien. Después de hacerla, me ofrecieron muchas películas dramáticas con partes de acción, incluyendo otras con Ashley Judd. Ella misma me pidó hacer más. Pero no me apetecía. Fue divertido, pero no me sentí especialmente realizado. Recuerdo ir a hablar con la jefa de Paramount [Sherry Lansing] y decirle: "La historia de 'Doble traición' no tiene ningún sentido. A lo que ella contestó: 'No importa, a todo el mundo le encantará. La mujer es muy dominante, es el momento para un personaje así'. Yo seguí preguntándole si eso iba a ocultar la completa falta de lógica. Ella me dijo que sí, que nadie se daría cuenta (risas)".

Y tenía razón.

Así es. Fue un gran éxito.

¿Cómo se lleva con las plataformas de 'streaming'?

Ahora mismo se hacen muchas cosas fantásticas para televisión. Muy bien escritas, muy bien producidas. No he visto nunca 'Juego de tronos', pero me encantó [la miniserie] 'El asesinato de Gianni Versace', por ejemplo. El actor que da vida al asesino [Darren Criss] es increíble… También me maravilló 'Babylon Berlin'. Pero no veo tantas como querría. Hago otras cosas, como leer libros e ir a conciertos.

O escribir sus propios libros, o dirigir sus óperas.

¡Libros que nadie quiso comprar! Todavía sigo tomando notas por si escribo otro, sea como sea. Los dos primeros tienen que ver con mi carrera en el cine y son bastante divertidos, pero tengo yo todas las copias en casa.