La secuela de 'Tu mejor amigo' (2017) vuelve a tener como personaje titular a un perro cuya alma se reencarna en sucesivos cuerpos caninos cada vez que muere. Y de nuevo recurre a ingredientes dramáticos como una trayectoria narrativa risible, una colección de imágenes de adorables chuchos, un suministro constante de sentimentalismo manipulador salpimentado de humor tonto, y una defensa de valores familiares conservadores sumada a la convicción de que los perros vinieron al mundo para regalarnos su servilismo. Quienes comulguen con esta última tesis, en particular aquellos que disfrutan llorando en el cine, lo pasarán en grande viéndola.