CRÓNICA DE MÚSICA

Festín barroco con Dani Espasa y sus Vespres d'Arnadí

El conjunto barroco y su director y fundador encandilan con Bach en el Palau

Una imagen de Dani Espasa y sus Vespres d’Arnadí

El conjunto barroco Vespres d'Arnadí y su director y fundador, Dani Espasa, después de más de una década de aventuras musicales, cuentan ya con una legión de seguidores que se dejan embrujar por sus cuidadas interpretaciones y, además, por la solvencia, virtuosismo y efervescencia que proyecta desde el clave el director (sin olvidar sus ya famosos bailes ante le teclado). Pero lo más destacable es que director y solistas han sido formados en su mayoría en instituciones locales y con maestros del país, un detalle que habla muy bien de la enseñanza de la música con criterios historicistas en Catalunya. Y por eso mismo, es de agradecer que un programador tan potente como el Palau cuente con ellos para un ciclo especializado como Palau-Bach.

El virtuosismo de Espasa nuevamente quedó de manifiesto en este programa que revisaba dos obras fundamentales de la historia con el clavecín como protagonista. Ya en la pieza con la que arrancó la velada, el primero de los siete –u ocho, según la fuente– conciertosbachianos para clave y orquesta –‘Concierto Nº 1 en re menor, BWV 1052’ (1734, también hizo otros tantos para dos, tres y hasta cuatro clavecines)– y con mucho de Vivaldi en su estructura impresionó por su desenvoltura. Se trata de una obra capital, ya que es la primera con un clave como solista oponiéndose al ‘ripieno’ orquestal. A pesar de algún pasaje en el que el ‘tempo’ de ambos ‘Allegri’ pareció resentirse en algún pasaje imposible en los dedos del director, la obra estuvo servida en general con gran detallismo y los debidos contrates.

La velada –que incluía solo tres piezas– continuó con el ‘Concierto para oboe, violín, cuerdas y continuo, BWV 1060R’ (1736), muy poco programado debido a su dificultad y que más tarde fue transformado en concierto para dos teclados. Vespres d'Arnadí contó con la canadiense afincada en España Farran Sylvan James al violín y con Pere Saragossa al oboe, consiguiendo una espléndida comunicación entre ambos, siempre bien concertados por el carismático Dani Espasa.

La cita culminó con otra obra de gran importancia, el ‘Quinto Concierto de Brandenburgo para clave, violín y flauta, BWV 1050’ (1721), con una experta Marina Durany en el ‘traverso’ y con una ambiciosa definición de los ‘tempi’, todo muy correctamente ensamblado por un Espasa a punto en su difícil cadencia para el clave del primer movimiento, la primera en la historia del género y del instrumento. El trio de flauta, violín y clave –el hermoso ‘Affettuoso’– resultó impecable, al igual que el ‘Allegro’ del final, también abordado con un ‘tempo’ muy valiente por lo arriesgado.