La ópera prima de Neus Ballús, el documental 'La plaga' (2013), se estrenó mundialmente en la Berlinale antes de emprender una trayectoria plagada de reconocimientos. Ahora la directora barcelonesa vuelve al certamen alemán con su primer trabajo de ficción, 'Staff only', en el que reflexiona sobre la mirada de Occidente a África a través del retrato de una adolescente que, de viaje a un 'resort' turístico en Senegal, descubre algunas verdades sobre su relación con el mundo.

¿Por qué decidió rodar 'Staff only' en Senegal?

Conocí el país hará 13 o 14 años, y es el lugar donde he sufrido más dificultades de relacionarme con la gente y generar conexiones en toda mi vida. Fue tan difícil que me dije que nunca volvería. Pero hace seis años me di cuenta que tenía una cuenta pendiente con Senegal. Y se me ocurrió esta historia de una chica que se encuentra allí casi por obligación, y que al intentar generar relaciones interpersonales se da cuenta de lo mediatizada que está por sus propias circunstancias socioeconómicas.

Entre otras cosas, de hecho, la película parece ser una crítica de la actitud occidental frente a África.

Los blancos llevamos nuestra mentalidad colonialista en el ADN, y por tanto nos resulta complicadísimo quitárnosla de encima. Pero no creo que 'Staff only' sea una crítica; los senegaleses también miran al turista con prejuicios, lo ven como alguien de quien sacar provecho. No he querido juzgar ni a unos ni a otros. 

A diferencia de 'La plaga', 'Staff only' es un relato de ficción, y a nivel formal las dos películas también son muy distintas. Sin embargo, hay un vínculo temático entre ambas. ¿Es intencionado?

'La plaga' transcurría en la periferia en Barcelona y 'Staff only' lo hace en Senegal, pero ambas meditan sobre relaciones entre seres humanos muy distintos entre sí a varios niveles, sobre la dificultad de conectar. Para mí esa es la gran cuestión que tenemos que plantearnos, como individuos y como sociedad. Gran parte de los conflictos políticos que existen se basan en esta incapacidad para empatizar y llegar a acuerdos con el otro.

En todo caso, 'Staff only' es una ficción de maneras documentales…

Inevitablemente. Las herramientas narrativas que más conozco son las propias de la no ficción: observar, investigar, hacer trabajo de campo, trabajar con no actores. Supongo que me costó tanto escribir y reescribir el guion. Por eso he tardado tanto en hacerla; por eso y porque me ha costado muchísimo reunir el presupuesto.

En los últimos años, por la programación de la Berlinale han pasado jóvenes directoras españolas como Carla Simón, Meritxell Colell, Diana Toucedo y usted misma. Si no fuera porque los datos dicen lo contrario, podría pensarse que cada vez hay más mujeres cineastas.

Creo que el hecho de que varias de nosotras hayamos pasado por festivales en poco tiempo genera la sensación de que en España hay muchas más películas hechas por mujeres de las que hay realmente. El cine español no asume riesgos, y las mujeres seguimos siendo consideradas un riesgo adicional. Nos cuesta el doble de tiempo hacer una segunda película. Yo lo he vivido en mis propias carnes. Todo el mundo me cuestionaba que quisiera hacer una segunda película más grande, y que no fuera el mismo tipo de proyecto que la primera.

¿Por qué?

En cuanto se te cataloga como un cineasta minoritario es muy difícil sacudirse de encima esa etiqueta, que en realidad es muy excluyente. Es como si te estuvieran diciendo: lo tuyo es hacer cine periférico, y por tanto no te corresponde ocupar el centro. Hay muchos cineastas que se sienten orgullosos de estar en los márgenes. Pero yo no quiero estar ahí. Yo quiero que la mayor cantidad posible de gente vea mis películas, y contribuir s moldear la percepción del público sobre cosas que me parecen interesantes.