EL SISTEMA

Anatomía de la 'roda' de TV-3, o cómo conciertos del 2011 siguen dando dinero

La tele catalana y la editorial adjudicataria de la serie 'a l'estudi' obligan a los músicos a interpretar material inédito y a ceder el 50% de los derechos de las 'nuevas' piezas

Big Yuyu, en ’Blues a l’estudi’.

En el 2011 se empezaron a filmar decenas de conciertos que pronto se emitirían en las madrugadas de TV-3 y Canal 33. El objetivo principal era recuperar parte del dinero que la televisión pública catalana paga a la SGAE. La 'rueda' ya giraba en cadenas de ámbito nacional como Tele 5, Antena 3 y TVE y el invento se importó con matices. Aquí serían actuaciones en falso directo filmadas en un estudio y ordenadas por géneros. Primero fue ‘Jazz a l’estudi’, después ‘Blues a l’estudi’ y más adelante ‘Ritmes a l’estudi’ y ‘Fusió i swing a l’estudi’.

Los programas se filmaban en el estudio Nómada 57 del Poblenou a un ritmo de dos o tres por día para agilizar y abaratar al máximo los costes. Pero a TV-3 no le costaban un euro. Los gastos los asumía íntegramente la productora de los conciertos, la editorial Clippers, que, como compensación, se quedaría un 15% de esos derechos de autor que previamente los autores habían cedido a TV-3. Era una condición imprescindible para que los autores pudiese actuar. Y la artimaña que permite que cuantas más veces se emitan los programas, más dinero generan a los autores, a Clippers y a TV-3. Solo eso explica que se sigan reemitiendo siete años después cuando algunos grupos ya ni siquiera existen.

Otro requisito para poder actuar en estos programas era que el repertorio fuese inédito o no registrado en la SGAE. Así se explica por qué los programas eran de jazz y blues y no de pop o rock. En los géneros escogidos, cuando se entra en terrenos de improvisación, las autorías son más difíciles de acotar. En la actuación de Javier Colina que TV-3 ha emitido esta semana, el contrabajista dice a los músicos: "Vamos a hacer un 'Chan chan' rápido". La banda inicia un viaje latin-jazz de diez minutos y la pieza queda bautizada como 'Repilado', un guiño a Máximo Francisco Repilado Muñoz, alias Compay Segundo, el autor de 'Chan chan'. Sus herederos no verán un duro por esa composición reemitida hasta la saciedad desde el 2011. En cambio, sí recibirán su parte las editoriales que se reparten el 50% de derechos de la nueva pieza: las de Clippers y TV-3.

Ni pagar ni asegurar a los músicos

Todos estos programas fueron producidos por Clippers y han generado derechos de autor suficientes para que la empresa haya recuperado con creces el dinero invertido en la producción. Mientras los reportes de la SGAE hinchaban las arcas de Clippers, a las editoriales catalanas se le hinchaban las narices. Y las productoras también criticaban que ese trabajo hubiese recaído, a dedo, a una única empresa; la que inventó el modelo, todo sea dicho. Por ello, para el nuevo lote de programas se abrió un concurso público. Solo se presentaron dos empresas: RGB y La Cúpula. Ganó la primera. Principalmente, porque propuso quedarse solo el 10% de los derechos. TV-3 seguiría quedándose un 35% y no le costarían un euro, como en la época de Clippers. La otra oferta implicaba que TV-3 se quedaría mucho menos del 35% y, por lo tanto, perdió el concurso.

Esta vez el plan era grabar los 13 conciertos de cada serie de rumba y folk en la Casa Murada de El Vendrell con un coste aproximado de 2.000 euros por programa y en apretadísimas sesiones que, una vez más, obligarían a rodar tres conciertos al día. A mediados de octubre, la queja del Sindicat de Músics Activistes de Catalunya que, entre otros puntos, denunció que los músicos no cobrasen por este trabajo empujó a RGB, según su director, Xavi Fortuny, a asumir esos pagos. TV-3 no pensaba pagar a los musicos ni asegurarlos. La televisión pública se desentendía de estos asuntos, que recaían en la empresa subcontratante.

Tres meses después, Fortuny lamenta no haber recibido "comunicación alguna de TV-3". El programa está parado. "Queremos que la nueva fórmula de las madrugadas musicales recoja todas las necesidades y sensibilidades", justifica Elisabet Ventura, jefa de comunicación de TV-3. Mientras, 302 músicos de 63 grupos siguen sin saber si grabarán o no. Los primeros 13 conciertos se deberían haber entregado a TV-3 en diciembre. Ironías de la ley de concursos públicos, si RGB renuncia a producir el programa, el encargo pasará de forma automática la otra empresa que se presentó al concurso. Y TV-3 deberá emitirlo aun recaudando muchísimo menos dinero. Sería un desenlace insólito, aunque cualquier discográfica que desafíe así a TV-3 sabe a qué se expone.