Las festividades que se avecinan provocan que muchos barrios barceloneses sean invadidos estos días por los habituales mercadillos navideños repletos de los elementos habituales: árboles, figuritas de pesebre, belenes, bolas, etcétera. Bueno, pues hoy no hablaremos de este tipo de eventos sino de uno muy diferente y mucho más original. Se trata del Mercat Gòtic que hoy abre sus puertas en la plaza Berenguer el Gran por primera vez y se mantendrá allí hasta el 23 de diciembre con horario ininterrumpido de 10 a 20.30 horas. ¿Y qué lo hace especial? Pues que allí encontraremos objetos insólitos y antigüedades, una auténtica gozada para los coleccionistas.

Este mercado, con 40 años de historia, nos propone un viaje al pasado a través de cientos de elementos decorativos de arte, religiosos, étnicos, numismática, libros antiguos, joyería, relojes, cámaras de fotos, juguetes o discos, entre muchos otros alicientes. Vamos, que es el paraíso de los amantes del vintage ejemplificado en los 16 anticuarios callejeros que ofrecen maravillas inimaginables. A la altura de los que se celebran en las ciudades europeas más prestigiosas. Podemos encontrar una sorpresa en cada esquina. El lugar ideal para encontrar un regalo original que nadie más tendrá.

Un ajedrez de marfil con figuras japonesas

Uno de los objetos más atractivos de esta edición consiste en un espectacular juego de ajedrez de marfil macizo en el que todas las piezas, de talla japonesa, han sido hechas a mano. Todas distintas, incluso los peones tienen algún factor diferenciador. Vale la pena fijarse en los pequeños detalles. La misma caja sirve de tablero y hasta las líneas de los escaques están hechas también de marfil. Una preciosidad que no tiene precio, bueno, sí que lo tiene pero todo indica que no está al alcance de cualquier bolsillo. Todo un hallazgo que puede encontrarse en la tiendecita de Francesc Rius.

Los candelabros dan prestigio y realce a cualquier estancia y, por ejemplo, podemos ver unos de bronce Luis XV que expone Albert Soro. Son dionisíacos, con hojas de acanto y motivos vegetales, y el metal utilizado permite mostrar imaginativas formas rococó. Pero también podemos viajar hasta la China para contemplar unas cajas lacadas como las que tiene Marina Ollé. Estos objetos de arte milenario son pintados con una resina especial y necesitan una preparación muy intensa a base de múltiples capas. En su puesto también podremos encontrar bisutería, cubertería o lámparas.

Piezas religiosas de gran valor

Los objetos religiosos también tienen su público y, en esta edición, vale la pena ver una talla de un Cristo con aplicaciones de plata que data de la época colonial, ni más ni menos que del siglo XVIII. Esta figura que ofrece Blanca Alia combina la influencia del barroco con la de las culturas indígenas y las europeas. Y también se pueden observar unas figuras de San José y el niño Jesús en la línea de la escuela Salzillo, es decir, que son muy expresivas, dan la impresión de movimiento y tienen un aire de espiritualidad y misticismo. Las conserva a buen recaudo Adam Masip junto a las figuritas de Lladró y las muñecas antiguas.

Otras propuestas interesantes son las de Blanchart (no, no son los del chocolate), que son especialistas en relojes de todo tipo, muñecas y curiosidades militares, o Marisa i Ariadna, con una espléndida colección de abanicos, bisutería y complementos. Pau Martínez i Tomé muestra máquinas de todo tipo, desde las de coser a las de fotos y tiene múltiples instrumentos técnicos profesionales que pueden convertirse en regalos fantásticos para, por ejemplo, arquitectos o médicos, mientras que Pere Costa se dedica a buscar objetos de arte bien sean pinturas, esculturas, piezas africanas, de decoración o coleccionismo.

El mismo cartel anunciador del acto ya es en sí, historia, ya que ha sido creado por uno de los artistas más veteranos y míticos, Nazario, considerado el padre del cómic underground en nuestro país. Lo dicho, que este mercadillo no se parece a ningún otro…