Keira Knightley había interpretado tres personajes literarios y de época a las órdenes de Joe Wright: los de 'Orgullo y prejuicio', 'Expiación' y 'Anna Karenina'. Es un director que le conviene, que sabe extraer lo mejor de su pálida belleza en contextos marcados por la pulsión romántica. Le hubiera ido bien su dirección en 'Colette', aunque aquí el romanticismo es distinto. La actriz da vida a la célebre escritora francesa. Antes de que su obra fuera aplaudida, Colette ya había escandalizado a la sociedad conservadora por su abierta bisexualidad y las relaciones entonces libertinas que mantuvo tanto con Willy, quien durante tantos años firmó como suyas las novelas que escribía Colette, como con una aristócrata lesbiana que gustaba vestirse de hombre. De todo ello, así como de la experiencia de Colette en los espectáculos teatrales y de music hall y de la conflictiva relación amorosa-literaria con Willy, da cumplida cuenta la película realizada por Wash Westmoreland, un biopic a la clásica usanza más atento al perfil personal de la protagonista que al artístico. Bien ambientado, por supuesto, pero carente de la garra e intensidad que se supone tuvo Colette a partir de un momento crucial de su existencia. Lo más destacable es el trabajo de Knightley, aunque Joe Wright le hubiera sacado más partido seguro, tanto a ella como a la historia.