Pese a ser un parque de atracciones más que una auténtica película, 'Pesadillas' (2015) ganó el dinero suficiente como para garantizar una futura secuela, y por tanto es hasta lógico que ahora 'Pesadillas 2' aspire a ser un calco de su mediocre predecesora. Qué más quisiera. Aunque no abusa tanto como aquella de imaginería digital de aspecto gomoso, tampoco es capaz de generar risas o sustos, ni aportar ingenio o personalidad más que en una escena en particular -una manda de vengativos osos de Haribo-. Por lo general, todo cuanto ofrece son unos niños que corretean a través de una trama amorfa, e incapaz de retener nuestra atención.