crónica de concierto

La exigente ligereza de 'Candide' ilumina el Liceu

El coliseo de la Rambla estrena por fin la gran obra lírica de Bernstein en el centenario de su nacimiento

John DeMaine, en el centro, durante un ensayo de ’Candide’ en el Liceu. / DANNY CAMINAL

¿Se puede hablar de las miserias humanas más horrorosas con una sonrisa? Eso debió pensar Leonard Bernstein cuando construyó 'Candide', su máximo aporte a la lírica, con perdón de 'West Side story'. La obra subía por primera vez al escenario del Liceu y la calidad del reparto, una partitura llena de sorpresas y el acertado movimiento escénico planteado por Albert Estany -con la iluminación de Alberto Rodríguez-, convirtieron en un éxito este homenaje del Gran Teatre al compositor en su centenario.

Un sabio John DeMain aportó frescura y eficacia a la variedad de ritmos y melodías que se integran en la disparatada obra sin escorar hacia la ópera y en perfecta unidad con los cantantes, con una Simfònica liceísta adaptada a esta exigente ligereza, con un arpa brillante y un coro expresivo y eficaz.

Jordi Boixaderes embrujó narrando sus textos, solventando con talento algún problema de amplificación. Kevin Burdette estuvo espectacular en cada gesto y cada frase, y deliciosa la Cunegonde de Meghan Picerno. Dos leyendas de la ópera como Chris Merritt y Doris Soffel fueron fundamentales en este éxito, sin olvidar al tierno Candide de Paul Appleby, de hermosa voz y efectivos pianísimos. Del resto del reparto destacó Josep-Ramon Olivé, pero a distancia del reparto de especialistas en el género.

Temas

Liceu