CRÍTICA DE CINE

Crítica de 'Quincy': retrato sin distancia

Rashida Jones, hija del célebre compositor, arreglista y productor, codirige un afectuoso documental biográfico

Quincy Jones y Will Smith, en el documental ’Quincy’

Quincy ★★★

Dirección:  Rashida Jones y Alan Hicks

Reparto:  Quincy Jones, Rashida Jones, Peggy Lipton, Kendrick Lamar

Título original:   'Quincy'

Países:  Estados Unidos

Duración:  124 minutos

Año:  2018

Género:  Documental

Estreno:  21 de septiembre del 2018 (exclusivo en Netflix)

¿Es posible resumir en un par de horas la vida y obra de Quincy Jones, el mítico compositor, arreglista, productor (entre mil obras maestras) de 'Thriller', activista humanitario y padre de siete hijos con cinco mujeres diferentes, entre ellas Peggy Lipton y Nastassja Kinski? Suena complicado. Pero una de las hijas que Jones tuvo con Lipton, la actriz metida a documentalista Rashida Jones, se ha atrevido a intentarlo en 'Quincy', relato biográfico desdoblado naturalmente en recorrido por la evolución de la música negra y las relaciones de raza en EEUU.

El propio Jones recuerda, a sus 85 años, cómo vislumbró una posibilidad de escape de su vida miserable en el South Side de Chicago cuando topó con el piano. Después, quiso dominar otros instrumentos, y a los 14 tocaba la trompeta con un Ray Charles también adolescente. El desfile de méritos es infinito. Jones fue arreglista de muchos grandes del jazz y el R&B; estudió con Nadia Boulanger en París; brilló como orquestador de Sinatra; compuso decenas de grandes bandas sonoras; apoyó a Martin Luther King Jr. en la lucha por los derechos civiles afroamericanos; impulsó la carrera en solitario de Michael Jackson; triunfó como productor de cine ('El color púrpura') y televisión ('El príncipe de Bel Air'), fundó la revista dedicada al hip hop y R&B 'Vibe'… Una actividad imparable que le pasó factura en la salud y el amor. Lo que peor le ha salido en la vida, reconoce al final, es el matrimonio, aunque con Lipton duró catorce años.  

Siendo Rashida Jones codirectora y coguionista, era de prever que 'Quincy' iba a ser sobre todo un homenaje de una hija a su padre. Durante gran parte del metraje vemos a Quincy visitar sitios, recoger premios, soplar velas de cumpleaños, intercambiar abrazos y piropos con otros famosos o producir y presentar galas (la espina vertebral narrativa es la preparación de una gran velada, televisada por ABC, en honor de la inauguración del National Museum Of African American History & Culture).

Hay espacio para algunos apuntes (auto)críticos, sobre todo relativos a sus pobres cualidades como esposo y padre, pero son pequeñas notas discordantes en una sinfonía a ratos soporífera de (comprensibles) ternura y amor. La entrevista publicada en la revista 'New York' a principios de año era, desde luego, más entretenida, más reveladora; en la película no se habla de su relación con Ivanka Trump ni sale el nombre de Marlon Brando cuando se menciona a Marvin Gaye.