Donde más claras se ven las similitudes entre la industria del videojuego y las del cine y la música es a nivel de producción: en el mercado hay algunas (pocas) grandes empresas, pero la mayoría son pequeñas: centenares, miles, de personas que aman su afición y que están dispuestas a sacrificar su tiempo libre por crear juegos (léase libros, cómics, cortos o álbumes musicales) con la esperanza de que lleguen a los aficionados.
Estos creadores forman la conocida como industria indie (juegos independientes), que lucha casi sin recursos por tener un lugar en las tiendas de aplicaciones y juegos y que, en muchos casos, precisa de incentivos fiscales. A la hora de publicar, internet les ha facilitado las cosas, así como la apuesta de las empresas por las plataformas de publicación propias. "Playstation con su Talents está ayudando mucho", explica a modo de ejemplo el presidente de la Aevi, José María Moreno.
Al otro lado de los pequeños productores están las grandes 'majors' del videojuego: márketing, grandes presupuestos y, se espera, millones de jugadores. Si los grandes estrenos de Hollywood cuentan con presupuestos de alrededor de 100 millones de dólares (85,6 millones de euros) o más, crear grandes juegos actuales se sitúan cerca de esa cifra. Eso sí, no se llega a los récords alcanzados hace algunos años: ‘Star Wars: The Old Republic’ (188 millones de euros), ‘Grand Theft Auto V’ (238 millones) y ‘Call of Duty: Modern Warfare 2’ (244 millones) son los juegos más caros producidos de los que se tienen cifras.
En recaudación, ‘La Bella y la Bestia’ fue la película con más espectadores del 2017 (1.082 millones de euros de recaudación). El juego ‘Call of Duty: Modern Warfare 2’, entre noviembre y diciembre del 2017, alcanzó esa misma cifra de ventas. ‘Fortnite’, juego gratuito, ha llegado a los 125 millones de jugadores en menos de un año... sin haberse estrenado aún en Android.