Es 'Jean-François i el sentit de la vida' una coming-of-age atípica, una tragicomedia juvenil sobre un niño que lee ensayos existencialistas, que se hace preguntas trascendentes y que está dispuesto a vivir aventuras insospechadas con tal de encontrar respuesta a sus interrogantes. Una película, en definitiva, que reivindica leer en tiempos de Internet y aprender a base de experiencias reales en vez de virtuales. La ópera prima de Sergi Portabella no es ni pedante ni redicha, sino una conmovedora fábula menos naíf de lo que pudiera parecer en forma de 'road-movie', de viaje de autodescubrimiento, que utiliza los moldes de la comedia romántica francesa con toques de brit-pop para hablar sobre la búsqueda de la identidad.