Siguiendo la línea editorial de las exposiciones en torno a los bocetos de Rubens y la pintura sobre piedra de autores del Renacimiento, el Museo del Prado en colaboración con la National Gallery de Londres se encarga ahora de recuperar a uno de los retratistas fundamentales del Cinquecento italiano, Lorenzo Lotto, que conoció en su época la fama y también el fracaso y la incomprensión del entorno cultural del siglo XVI, sobre todo al entrar en conflicto con Tiziano. Su condición de outsider terminaría por condicionar su reconocimiento a lo largo de la historia. Hasta ahora.
Esta exposición que intenta reivindicar su figura ha sido comisariada por el director del museo, Miguel Falomir y Enrico Maria dal Pozzolo, de la universidad de Verona, y recoge un total de treinta y ocho pinturas, diez dibujos, una estampa y una quincena de objetos y esculturas similares a los que aparecen en los lienzos. Sirven para introducir al espectador en el ambiente de la época, pero también en las inquietudes y en la sensibilidad de un artista cuya dimensión social resulta fundamental para entender sus composiciones, muchas de ellas dedicadas a dar voz a los más necesitados. Lotto también se caracterizó por hurgar en la psique de los personajes, por intentar captar su esencia a través de los estados de ánimo, razón por la que es considerado como el primer retratista moderno.
'Lorenzo Lotto: Retratos' abarca todas las etapas de este artista nómada que fue capaz de generar tipologías inéditas con los retratos matrimoniales, situando la figura del hombre y la mujer en el mismo plano pictórico, y de impregnar a sus obras de una enorme profundidad conceptual y de una libertad estilística inaudita.