Salva Sanchis, bailarín y coreógrafo contemporáneo que marchó de Catalunya en 1995, acaba de regresar. Se ha instalado en Sant Sadurní d'Anoia con su familia con ganas de iniciar una nueva vida. Este fin de semana presenta en el Mercat de les Flors su última creación: 'Radical light'.
Es una coreografía para cinco bailarines inspirada en la música tecno minimalista y electrónica de Senjan Jansen y Jordi Vermeiren. Tras años establecido en Bélgica este estrecho colaborador de Anne Teresa de Keersmaeker en la compañía Rosas, referente de la danza contemporánea, es consciente de los pros y contras de su cambio de vida.
"Quiero bajar el ritmo, dejar de producir y centrarme en acabar de estudiar la carrera de Psicología en la UOC". Estudiar de forma no presencial y ocuparse de sus hijos son su prioridad, aunque seguirá dando clases de danza. "Siempre he tenido la percepción que Catalunya tiene mucha creatividad y talento que no puede absorber", explica. Le parece natural que la gente marche, tanto como querer volver. Y lamenta que "a diferencia de Bélgica, Alemania o Suiza, a Catalunya no llegan tanto los artistas más jóvenes que están apareciendo ahora en Europa."