La diversidad, protagonista de una Bienal de Sao Paulo "sin temática"

La diversidad será la gran protagonista de la Bienal de Arte de Sao Paulo, una edición revolucionaria "sin temática" y que recuperará las obras de "artistas olvidados", explica el comisario del evento, el español Gabriel Pérez-Barreiro, en una entrevista a Efe.

Bajo el lema "Afinidades Electivas", la trigésimo tercera Bienal Internacional de Arte de Sao Paulo, que se inaugurará en septiembre, propone una reforma del "sistema operativo" que impera en el universo artístico y cuestiona el papel del comisario.

"Me parece que estamos en un buen momento para volver a cuestionar ese modelo en el que, inevitablemente, tenemos que tener un comisario como una especie de meta-autor, un superartista", defiende.

En el intento de garantizar un espacio que congregue la mayor diversidad posible, Pérez-Barreiro (La Coruña, 1970) cuenta que la idea de este año es que los artistas invitados tengan un rol más activo y que ellos mismos organicen exposiciones dentro de la Bienal.

"Hay un gesto en toda esa Bienal por buscar valores de diversidad. Diversidad de lenguajes artísticos, de generaciones, de origen geográfico, de género, de todo tipo", subraya.

Y es que, si se trata de una edición revolucionaria, la idea es romper moldes incluso en los aspectos más tradicionales de la principal reunión de arte en América Latina.

Por eso, los homenajeados en 2018 no serán "artistas consagrados", sino el guatemalteco Aníbal López, el paraguayo Feliciano Centurión y la brasileña Lucia Nogueira, tres importantes nombres del arte latinoamericano de los años 90 y que, lamenta el comisario, "cayeron en el olvido".

Esta generación de artistas latinoamericanos creció en democracia, explica, y tiene una capacidad de "autoexpresión" que fue negada a algunas generaciones anteriores, por lo que consiguen alejarse de la crítica político-social y acercarse a expresiones más personales y subjetivas.

"Lo que vemos en los tres casos son lenguajes muy personales. De pasar de un arte de denuncia social pasamos a tener un arte más de autoexpresión. Así, la expresión de la creación subjetiva de cada artista pasa a ser un tema político (sin tratar de temas políticos per se)", detalla.

Para el comisario, política y arte siempre van de la mano, aunque no sea esta la intención del artista: "Todo arte es político, hable o no de los asuntos políticos", según Pérez-Barreiro.

"El negociar con otro, el entender que hay diferentes sensibilidades, que hay diferentes maneras de organizar el mundo es, para mí, un profundo acto político", sostiene.

Otro rasgo del universo artístico, en especial en el escenario del arte moderno y contemporáneo, es el interés de los artistas de organizar "sus propios significados y contextos".

Así, una "parte fundamental" de la 33ª Bienal serán las exposiciones colectivas en las que los propios autores son, también, los comisarios de sus trabajos.

Se elevan a siete los artistas que aceptaron el reto de crear, simultáneamente, una obra de autor y el contexto alrededor de su producción: el uruguayo Alejandro Cesarco, el español Antonio Ballester, la argentina Claudia Fontes, la estadounidense Wura-Natasha Ogunji, la sueca Mamma Andersson y los brasileños Sofia Borges y Waltercio Caldas.

Pérez-Barreiro también pidió a ocho artistas que produjeran proyectos individuales "bajo demanda" y que se estrenarán de forma inédita. Se trata de producciones en las que "lo que más interesa no es lo que las une, sino lo que las separa".

En línea con la propuesta de compensar a "los olvidados", esta edición de la Bienal de Sao Paulo, la segunda mayor de su categoría, por detrás solo de Venecia, también rescatará una serie histórica de pinturas del brasileño Siron Franco, quien ya participó en la cita de 1974.

"Franco era uno de los artistas más consagrados de la época y abandona el eje Río-Sao Paulo para regresar a Goiania. Decide volver como gesto político y produce una serie de pinturas muy impactantes", explica el comisario.

En cuanto al olvido, la posición de Pérez-Barreiro es clara: "Creo que la Bienal tiene la posibilidad -casi una responsabilidad- de actuar sobre estos legados. Darles una mayor visibilidad, ayudar a preservar la obra, hacer por que se conozcan y que se contextualicen".