En los últimos años algunas películas de Disney parecen dispuestas a romper con los estereotipos de los cuentos de princesas apostando por un discurso más acorde a la sensibilidad contemporánea. Así, Un pliegue en el tiempo se convierte en una oda a la necesidad de reafirmar la identidad por encima de los miedos y las inseguridades. Y no deja de ser un mensaje necesario para los más pequeños, pero además de buenas intenciones, una película precisa de otros elementos fundamentales, entre ellos una narración que articule ese contenido. Lamentablemente, la nueva obra de Ava DuVernay resulta inconsistente, confusa y estéticamente trasnochada y solo la convicción de los personajes infantiles logra impregnar el resultado de un mínimo de emoción y espíritu de aventura.