Cisneros, el cardenal humanista que fascina cinco siglos después de su muerte

Lidia Yanel

El gran historiador Pierre Vilar dijo de él que había sido "progresista"; influyó en la política y otros cardenales como Richelieu le tomaron como referente; criticó la corrupción y su intensa actividad humanística y eclesiástica fascina cinco siglos después de la muerte de Cisneros, el franciscano.

La exposición sobre fray Francisco Jiménez de Cisneros que el rey Felipe VI tiene previsto visitar este próximo martes 14 en la Catedral de Toledo refleja la vida, ambiciones, obra y legado de una de las figuras más importantes en un momento fundamental de la historia de España.

Para el fallecido hispanista francés Pierre Vilar, la trayectoria vital del cardenal Cisneros le ha convertido en un hombre moderno, "quizás el más perspicaz y progresista" de la Europa de su tiempo. Y el también hispanista Joseph Pérez afirma que Cisneros tenía "sentido del bien común" y avanzó lo que sería el estado moderno.

Del mismo que el cardenal Richelieu en Francia y Wolsey en Inglaterra, Cisneros influyó en la política y la sociedad, aunque a diferencia de los anteriores él sí fue regente. Y en dos ocasiones (1506 a 1507 y 1516 a 1517).

El que fuera director del Museo de Santa Cruz de Toledo durante dos décadas y del Museo del Traje, Rafael García Serrano, ha pasado medio año inmerso en la figura de Cisneros, trabajando para que la exposición que acaba de inaugurarse en la Catedral Primada refleje todos los ámbitos en que sobresalió: estadista, economista, diplomático, eclesiástico, humanista...

García Serrano y Antonio Pareja son los responsables del guión expositivo y la selección de piezas de 'Cisneros. Arquetipo de virtudes, espejo de prelados', una gran exposición con motivo del V centenario de su fallecimiento que reúne en Toledo 350 piezas, muchas de ellas inéditas, hasta el 18 de febrero de 2018.

En una entrevista con Efe, García Serrano ha incidido en lo "excepcional" de la figura de Cisneros y lo "decisivo" que fue en una época en que se estaba formando "una nación moderna", y ha subrayado que "tuvo una gran visión de Estado" y consideraba "más importante el reino que los reyes, más importante la nación y sus habitantes".

La obra de Cisneros es "realmente portentosa", explica, máxime cuando casi todo lo hizo en los últimos veinte años de su vida, a partir de ser nombrado -a su pesar- confesor de Isabel la Católica.

Su trayectoria también fue "inagotable" en el seno de la Iglesia Católica, donde quiso culturizar al clero y alejarlo de la corrupción. Un pequeño detalle habla de su "modernidad": autorizó a predicar a santa Juana, de Cubas de la Sagra, algo "insólito" en esa época y también en tiempos posteriores para una mujer.

Se interesó por el rito mozárabe, en decadencia en aquel momento, y recopiló y salvaguardó esa rica liturgia además de crear la capilla mozárabe en la Catedral para oficiar misa diaria, tal y como continúa celebrándose 500 años más tarde.

En el ámbito humanista, Cisneros no solo fundó la Universidad de Alcalá (en la exposición se muestra la bula del papa Alejandro VI autorizándole el 13 de abril de 1499) y reunió en la Biblia Políglota a los mejores especialistas en latín, griego, hebreo, árabe o arameo, sino que impulsó el Tratado de Agricultura de Gabriel Alonso de Herrera "con la idea de que sirva a los agricultores para mejorar su manera de cultivar y la agricultura", apunta García Serrano.

Y con este mismo pensamiento social promovió los pósitos de cereales para que en épocas de malas cosechas no haya desabastecimiento y no suban en exceso los precios.

"Se preocupó de todos los aspectos de un estadista y de un religioso", afirma, y también tuvo una participación "muy importante" en la evangelización de América y mantuvo estrecho contacto con fray Bartolomé de las Casas, gracias al cual envió jerónimos para "tratar de moderar los excesos" que estaban cometiendo los primeros colonizadores.

La exposición que podrá disfrutar el monarca el martes abarca pintura, orfebrería, azulejería, manuscritos o textiles. Su montaje en la espléndida Catedral de Toledo ha sido "complejo" por la diversidad de formatos de las piezas y la necesidad de separar espacios dentro del templo. Pese a ello, "hemos podido hacer una exposición grande y digna de Cisneros", declara satisfecho Rafael García Serrano.

Como imagen de la exposición -cuyo comisario es el canónigo responsable de patrimonio en la Catedral, Juan Pedro Sánchez- se ha escogido una pieza de la Universidad Complutense restaurada expresamente para la muestra: el hermoso relieve en alabastro policromado de Cisneros que realizó Felipe Bigarny.