A caballo entre la sátira financiera, la actualización de la leyenda del hombre lobo y el cuento moral contra el uso de los alucinógenos, este 'psicothriller' -sobre un abogado que sufre una crisis de identidad y se convierte en un criminal- es indudablemente hábil creando atmósferas pero carece de pegada narrativa en parte a causa de laxa relación con la lógica. El director Stephan Rick, asimismo, presta tanta atención a la creación de tensión que se olvida de alcanzar el tipo de hondura psicológica que nos permitiera empatizar con su protagonista. La ocasional sobreactuación de Moritz Bleibtreu, a ratos rayana en la comedia involuntaria, tampoco ayuda.
La cara oculta de la Luna ★★★
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