Mientras rememora una batalla legal que resultó capital para abolir la pena de muerte y el 'apartheid' en Sudáfrica, 'Guardián y verdugo' se da unos aires de trascendencia del todo injustificados. Sus personajes son meros esbozos; su narrativa, una rudimentaria sucesión de clichés del cine judicial; su 'look', pura tosquedad televisiva. Peor aún, la película esquiva las complejidades propias del contexto sociopolítico que recrea para limitarse a decir -sin ahorrarse un solo plano de sangre derramada- que el asesinato institucionalizado es algo malo.
Guardián y verdugo ★★
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