Una nave industrial, espacio inalterable, substituye a un decorado teatral. Porque los 11 personajes que se encuentran en este decorado deben simular sus oficios, y sus discusiones, ante un público abstracto. Curiosa premisa, entre la crítica mordaz a la precariedad laboral y la relación entre representación y realidad, lastrada por la teatralidad del texto y los altos y bajos de algunos intérpretes, algo fundamental siendo un filme de texto y actuaciones básicamente. La idea se agota pronto y el discurso es algo reiterativo. QUIM CASAS
La mano invisible ★★
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