ESTRENO EN TEMPORADA ALTA

Rigola rinde homenaje a Pasolini

El director convierte 'Poeta de las cenizas', conmovedor poema autobiográfico del artista, en un espectáculo muy íntimo interpretado por Gonzalo Cunill

Àlex Rigola (izquierda) y Gonzalo Cunill frente al contenedor de madera que acoge ’Who is me. Pasolini’.  / ALBA PUJOL

Àlex Rigola rinde homenaje al polifacético y controvertido Pier Paolo Pasolini (Bolonia, 1922 – Ostia, Roma, 1975) con 'Who is me. Pasolini', un montaje basado en 'Poeta de las cenizas', obra póstuma del escritor, cineasta y poeta. Gonzalo Cunill interpreta el sobrecogedor texto autobiográfico en un reducido espacio, una caja de madera de seis por cuatro metros, como las utilizadas para transportar obras de arte. La pieza se estrena este viernes en dicho contenedor, ubicado en la sala de descanso del Teatre Municipal de Girona hasta el domingo.

Se trata de una obra inacabada, escrita en verso libre, que el autor nunca vio publicada. "Es un texto autobiográfico donde hace balance de su vida. Es muy potente. Pasolini repasa sus éxitos y de su fracasos, habla de muchas cosas", ha asegurado el director, impresionado con la personalidad del propio autor, que escandalizó en su época tanto con su manera de vivir como con sus escritos y con sus filmes ('Decameron', 'El evangelio según San Mateo'). "Siempre me ha seducido más la figura de Pasolini que su obra", ha confesado Rigola.

Le fascinan en especial sus enormes contradicciones. "Pasolini fue un ser muy conflictivo. Era un poeta comunista, cristiano y homosexual". Destaca su enorme personalidad y su manera de vivir, siempre a su aire, sin importarle las consecuencias. Siendo una persona profundamente de izquierdas, siguió siendo marxista pese a ser expulsado del Partido Comunista Italiano tras ser denunciado por perversión de menores. Pasolini fue de los pocos que se atrevió a criticar a los jóvenes estudiantes del Mayo del 68 en París. "Escribió un artículo donde puso a parir a los manifestantes, hijos de la burguesía, y se puso de parte de los policías, los verdaderos héroes, pues eran hijos de obreros", recuerda.

FIGURA CLAVE 

Pasolini, figura clave y controvertida del siglo XX, estaba siempre dispuesto a vapulerarlo y cuestionarlo todo. "No tenía manías. Era capaz de meterse con todo ya fuera en el ámbito literario, social o político". Y Rigola quiere recuperar unas palabras porque hoy resuenan tan actuales como hace 50 años. "Pasolini ya hablaba entonces del peligro de la homogeneización en el mundo y de la necesidad de pasar a la acción para combatir el adoctrinamiento burgués".

Rigola anteriormente penetró en el mundo de otros singulares artistas como Federico García Lorca y Andy Warhol. Pasolini supone un reto diferente. "Sus versos son muy delicados. Entran en el territorio filosófico y requieren una enorme concentración para penetrar en ellos", señala el director. Para que nadie se pierda y haya la tensión necesaria, la puesta en escena es solo para 30 personas, las que caben sentadas en bancos, dentro de la caja de madera donde se representa el monólogo interpretado por Gonzalo Cunill. "Es un grandísimo actor capaz de producir el milagro de convertirse en Pasolini sin intentar hacer de Pasolini, solo con a través de sus palabras. Ellas son las auténticas protagonistas porque Cunill, que ha mucho con Rodrigo García y Jan Lauwers es un magnífico transmisor".

Ambos están encantados con la caja escénica-contenedor. "Necesitaba provocar una comunión diferente de la que se produce en el teatro, de ahí la necesidad de hallar otro espacio", afirma Rigola, "un lugar vacío donde pudiera habitar el espíritu de Pasolini".

Pablo Larraín presenta 'Acceso'

El actor chileno Roberto Farías se encarga de otro monólogo, 'Acceso' (Sala La Planeta, día 2, 21 horas). Dirigido por el premiado cineasta Pablo Larraín ('No', 'El club', 'Neruda') interpreta a una persona con una vida precaria que daría lo que fuera para poder tener acceso a una vida normal. Es un tema duro que, sin embargo, abordan con humor para conectar con el público; personas que seguramente habrán visto en los semáforos o el metro a gente como Sandokán, el protagonista, un ser obsesionado en abandonar la marginalidad y dejar de pedir a la gente que compre su pobre mercancía.