Inspirándose en el estilo documental marrullero de Michael Moore aunque aplicándolo de forma más rudimentaria, el director François Ruffin lanza un ataque contra el magnate Bernard Arnault -jefe de la multinacional LVMH y 13ª fortuna del mundo- por su rol en el desmantelamiento del tejido industrial del norte de Francia, entre otras tropelías. Algo irritante en su esfuerzo por quedar retratado como un émulo de Robin Hood, Ruffin en todo caso se muestra hábil mezclando el humor pícaro con la conciencia social y la feroz ironía con la ternura.