PELÍCULA BASADA EN HECHOS REALES

Dani Rovira, el actor que luchó consigo mismo

El cómico malagueño, que presentará los Goya por tercer año, se zambulle en el drama con '100 metros', que narra la hazaña deportiva de un enfermo de esclerosis

Confiesa que sobreponerse a la popularidad de 'Ocho apellidos vascos' le ha costado "dos años de peleas contra un muro"

Tráiler de ’100 metros’ (2016). / periodico

A Dani Rovira lo veremos dentro de poco con la capa de Superlópez. Pero no es el único superhéroe al que da vida el actor malagueño, que este fin de semana estrena '100 metros', bienintencionada película dirigida por Marcel Barrena que narra la increíble hazaña de Ramón Arroyo, un hombre que vio cómo el mundo se le venía abajo cuando los médicos le diagnosticaron esclerosis múltiple. Tenía 32 años. Tras pasar el inevitable duelo, Arroyo se enfrentó a la enfermedad con un lema: rendirse no es una opción. Y con ese mantra en la cabeza puso a sus piernas a trabajar. Así hasta que completó un 'ironman', un triatlón de larga distancia. Para su mujer, sus hijos y el resto del mundo, Arroyo se convirtió en un superhéroe. Lo sigue siendo.

Mucho antes del 'tsunami' de 'Ocho apellidos vascos' del que ya parece que se está recuperando, Rovira (Málaga, 1980) era un licenciado en Educación Física que se ganaba la vida haciendo reír con sus monólogos. De bar en bar y recorriendo España. También se pateó todo tipo de fiestas infantiles, donde desataba las carcajadas de los más pequeños inflando globos y pintándoles la cara. Dotado para la comedia, su vida cambió de manera radical con la saga escrita por Borja Cobeaga y Diego San José que se reía de los tópicos vascos y catalanes. Dejó de poder tomarse una cerveza en la calleSe había convertido en el actor más popular de España.

JUNTO A KARRA ELEJALDE

Ahora toca zambullirse en el drama. Ya lo hizo hace meses con 'El futuro no es lo que era', pero la jugada no salió bien. Presentada en el festival de Málaga, Rovira ni siquiera viajó a su ciudad natal para presentarla. La película no estaba a la altura. '100 metros' es un paso más allá. Al igual que en la serie de los apellidos, su suegro vuelve a ser Karra Elejalde, otro as de la comedia que en esta ocasión da vida a su entrenador personal, en lo que viene a ser una suerte de 'Rocky' o 'Karate kid'. Lo que el espectador ve en pantalla es tan increíble que le hará cuestionar si, efectivamente, estamos delante de una historia real. Lo estamos.

“Soy cómico y la gente me conoce por mi chispa, pero también soy muy sentido. Me embarga la emoción por cualquier cosa. Esa parte blandita que tengo me ha ayudado mucho a ponerme en la piel de un enfermo de esclerosis. De Ramón Arroyo he aprendido muchas cosas. Sobre todo, a exprimir la vida. Y a caer en la cuenta de que puedo andar. Los que estamos sanos no valoramos ese tipo de cosas, pero deberíamos hacerlo”, comenta.  

INSTITUT GUTTMANN

Rodada en parte en el Institut Guttmann de Barcelona (centro especialiado en lesiones medulares), '100 metros' tiene una función que va mucho allá de lo estrictamente cinematográfico. “Que los críticos hagan su trabajo y que la taquilla sea la que mande el público. Pero, efectivamente, creo que la película va más allá del entretenimiento. Es un canto a la vida. Sin pretenderlo, también es terapéutica. Te pone la mano en la espalda y te dice: 'vamos'”.

Rovira asegura que rodar '100 metros' tras el bombazo de los 'apellidos' le ha enseñado muchas cosas. Ha aprendido a tomarse las cosas con calma y a aceptar su popularidad. “Me ha costado dos años de lucha contra un muro, aunque a lo mejor el muro era yo”, concluye el monologuista, que ya está preparando un nuevo espectáculo para subirse al teatro. En el terreno personal, ha conseguido también vivir con más normalidad su relación sentimental con la actriz Clara Lago, junto a quien mantiene una constante y firme lucha contra el maltrato animal. 

Además de ponerse en la piel del Superlópez que dirigirá Javier Ruiz Caldera ('Anacleto'), el actor tiene otro proyecto profesional por delante: presentar (por tercer año consecutivo) los Goya. Y eso a pesar de lo escaldado que terminó el año pasado, cuando dijo que todo el esfuerzo no había merecido la pena. Ahora, Rovira tiene claro que los "cuatro amargados" que le cosieron a críticas e insultos en Twitter no son motivo para rechazar la oferta de la Academia de cine. Será "una gala sencilla hecha por y para el cine", avanza Rovira, que ya ha mantenido varias reuniones con la actual presidenta de la Academia, la figurinista Ivonne Blake.