No se sabe bien por qué motivo, Michael Rother se tuvo que conformar el jueves con una asistencia discreta en Bikini. Quizá si el nombre de Neu!, grupo de culto que cofundó y del que iba a tocar temas, hubiese aparecido más grande en el cartel… El músico alemán animó en la introducción a que trajéramos a gente de fuera, medio en broma, medio en serio, pero concluyó: "Bueno, al menos así tenéis espacio para bailar".
Una parte del público se lo tomó a pecho y lo que empezó como el clásico asentir relajado acabó en pogo. Pero vayamos por partes. Al principio, reinaba, sobre todo, un callado asombro: por ver lo bien que se conserva Rother con 66 años, y lo bien que mantiene todavía el pulso a la batería su antiguo aliado Hans Lempe, o lo excelente del más joven guitarrista Franz Bargmann.
El arranque con 'Neuschnee', clásico de Neu!, invita al movimiento para también a la reflexión, como la perfecta música que es para ver el paisaje y los postes de electricidad deslizarse a través de una ventana de tren o coche. Repetición, ciclo, hipnosis. Es fácil entender por qué tantos grupos, de Stereolab a Radiohead, quedaron fascinados por el repertorio de la banda.
Pero Rother no quiere que se le conozca solo por Neu!, y el jueves recuperó, asimismo, temas en solitario como el poco conocido 'Maultrommel' y el bellísimo 'KM5', y algunos de su otro gran grupo, Harmonia, concebido con Roedelius y Moebius de Cluster. De estos últimos proviene 'Veteranissimo', recuperado en versión abreviada (el original dura 17 minutos y medio) y algo acelerada, así como la pastoral 'Deluxe (Immer wieder)', que baja las revoluciones para desespero de algunos.
"Estamos aquí para algo, ¿no?", se oye decir a alguien con aparente hambre de ritmo. No sé si Rother lo escuchó y entendió, pero el caso es que el resto del directo se basó en el dinamismo: cayeron grandes ejemplos del ritmo 'motorik' (una batería cuatro por cuatro con solo puntuales interrupciones) como 'Hallogallo', 'Negativland' y, momento de claro pogo, 'E-Musik', todas ellas de Neu! A la hora y poco, adiós, pero nadie pareció quedar insatisfecho.