Carlos Saura reincide en el efectivo método para poner imágenes a la música y la danza que lleva años perfeccionando, esta vez para homenajear una de las formas folclóricas con peor reputación de nuestro país. La película sin duda sorprende por los prejuicios que derriba y las riquezas que revela sobre su objeto de estudio aunque difícilmente disuadirá a quienes tienen claro que la jota no es para ellos. Y será percibida como más de lo mismo por todo aquel que conozca al Saura de 'Sevillanas' (1992), 'Fados' (2007) o 'Flamenco, Flamenco' (2010).