Después de relatar el nacimiento de la cultura de clubs en Francia en su anterior filme, 'Eden', a partir de los recuerdos de su hermano, Mia Hansen-Love parece inspirarse ahora en algunas experiencias de su madre, profesora de Filosofía, para 'El porvenir', así que es una directora que está trazando por delegación una peculiar y muy atractiva autobiografía.

'El porvenir' es un filme espléndido por sí mismo y por el trabajo de Isabelle Huppert, quien encarna a una profesora de Filosofía de instituto que se enfrenta a los cambios más drásticos: la separación de su marido y los conflictos con unos jóvenes editores que no conectan con sus ideas y quieren eliminar las colecciones que lleva años coordinando, además de la relación con sus propios alumnos y exalumnos o la que mantiene con sus dos hijos.

 Y lo hace con una entereza que, hoy por hoy, solo puede asumir una actriz como Huppert, algo así como la memoria viva de un determinado cine de autor que no es solo europeo, ya que ha trabajado con directores surcoreanos, filipinos y camboyanos como Hong Sang-soo, Brillante Mendoza y Rithy Panh. Pero en los últimos años, nadie como Hansen-Love -excepto el Paul Verhoeven de 'Elle'- ha sacado tanto, y tan bueno, de la actriz.