El director Sérgio Machado toma una premisa trillada -un maestro obligado a ejercer de maestro de unos alumnos difíciles- y la desarrolla ajustándose a un esquema del todo formulario. Cierto que evita caer en lo sensiblero, y que logra hacer que personajes estereotipados generen empatía, pero 'El profesor de violín' en una película muy tosca en su uso de clichés sobre las alegrías y sinsabores de la enseñanza y el aprendizaje, y su empeño de resultar reconfortante a toda costa endulzando la realidad socioeconómica de las favelas brasileñas.