NOVEDAD DEL AUTOR DE 'LIKE A ROLLING STONE'

Dylan vuelve a Sinatra

El cantautor ofrece un nuevo homenaje al estándar americano en 'Fallen angels'

El disco da un enfoque intimista a piezas del repertorio del legendario 'crooner'

El músico norteamericano Bob Dylan, en el 2015. / MICHAEL KOVAC / WIREIMAGE

Dicen que, a medida que te haces mayor y entras en edades provectas, tienes más presente las cosas que viviste 50 años atrás que hace una semana, y quizá sea eso lo que le ocurre a Bob Dylan observando su empeño por revivir las canciones que estaban en el ambiente durante su infancia. El viaje al pasado de ‘Shadows in the night’ (2015), en torno al cancionero americano que hizo suyo Frank Sinatra, no fue un desvío accidental y tiene continuidad con ‘Fallen angels’, otra obra en la que nos canta al oído bellas melodías anteriores a la era del rock’n’roll.

Canciones que precisamente Dylan convirtió en antiguas cuando, en los años 60, su rol de cantante y autor pasó a ser dominante en el naciente universo pop, matando involuntariamente al viejo ‘crooner’ y convirtiendo en extemporánea su romántica, quizá relamida, noción de la canción de amor. Aunque sería injusto atribuirle un ensañamiento generacional: ya en el doble álbum ‘Self portrait’ (1970) sorprendió al adaptar el estándar ‘Blue moon’. Y ahora, rozando los 75 (que cumplirá el 24 de mayo), regresa a esas fuentes para detenerse en ellas cuidando el detalle simbólico: como el anterior, el nuevo disco, que sale a la venta este viernes, se ha grabado en los estudios Capitol, de Los Ángeles, donde Sinatra registró sus mejores álbumes.

CON SUTILEZA

Quien se deleitó con ‘Shadows in the night’ recibirá con agrado este ‘Fallen angels’, y a quien le pareció que Dylan cantando estándares es aberrante porque su voz no se lo permite, hará bien manteniéndose alejado de sus 12 canciones. Doce clásicos del ‘American songbook’ fechados en su mayoría en los años 40 y los primeros 50, es decir, en tiempos de infancia y pubertad del cantautor. Adaptaciones sin arreglos frondosos de ‘big band’, ni derroches de swing ni, claro, exhibicionismo vocal, sino sutileza y búsqueda de intimidad, un poco a la manera de Willie Nelson en su álbum ‘Stardust’ (1978), influencia confesa del autor de ‘Like a rolling stone’.

‘Fallen angels’, grabado, como el anterior, con su banda habitual, sus músicos de gira, se abre con ‘Young at heart’, pieza que Sinatra convirtió en éxito en 1953 y cuyo clima otoñal, tenuemente sureño, no está muy lejos de la adaptación, vocalmente más tenebrosa, de Tom Waits en su triple ‘Orphans’ (2006). No hay menciones a ‘Ol’ blue eyes’ en la promoción del disco, pero todas esas canciones (excepto una, ‘Skylark’, de Carmichael y Mercer) fueron abordadas por su voz. Entre ellas, las conocidas ‘All the way’ (Cahn y Van Heusen), ‘All or nothing at all’ (Altman y Lawrence) y ‘Come rain or come shine’ (Arlen y Mercer).

CONEXIÓN EMOTIVA

Dylan modula su voz con unas imperfecciones técnicas que pueden resultan tan entrañables como intolerables, pero a su manera rinde un homenaje a la esencia melódica y anímica de esas canciones que reinaron en la primera mitad del siglo XX. En particular en el tramo tardío de ese período: no hay aquí menciones a Berlin ni a Gershwin ni a Porter. Clásicos, no exactamente estándares de jazz (más bien del musical teatral o cinematográfico, aunque luego el jazz los hiciera suyos para sus dinámicas improvisadas), con los que Dylan establece una conexión emotiva, primando la cadencia calmada y desviándose aisladamente hacia una sutil oscuridad bluesística en ‘On a little street in Singapore’ y un ‘up tempo’ exótico en ‘That old black magic’.

Autoproducido, como es costumbre, bajo el pseudónimo de Jack Frost, ‘Fallen angels’ desprende confort y poder evocativo desde la primera canción que se ha dado a conocer, ‘Melancholy mood’. Una página menor aunque disfrutable de un artista que se acuerda de los ángeles caídos de la música ahora que quizá intuya su tiempo de crepúsculo.

Rumbo al festival del siglo

La canción elegida como avance del disco, ‘Melancholy mood’, ya sonó en los recitales de la gira europea que Dylan realizó a finales del 2015, y otras piezas del disco han sido incluidas en los repertorios del ‘tour’ japonés de este mes de abril. Porque, por supuesto, el conocido como ‘Never ending tour’ (nombre extraoficial: Dylan obligó años atrás a un promotor español a imprimir de nuevo las entradas porque no quería que figurara en ellas esa leyenda) continúa y apunta por ahora al otro lado del Atlántico: del 7 de junio al 17 de julio recorrerá los escenarios de Estados Unidos. Más adelante, del 7 al 9 de octubre, Bob Dylan será una de las atracciones del anunciado como “festival del siglo”, en el que compartirá escenario con los más destacados supervivientes de la cultura rock, nada menos que los Rolling Stones, Paul McCartney, The Who, Roger Waters (exlíder de Pink Floyd) y Neil Young. El festival, Desert Trip 2016, tendrá lugar en la localidad de Indio, California.