'El otro lado de la puerta' recurre al gastado catálogo de convenciones del cine de terror para hablar tanto del amor de una madre por su hijo como de lo lejos que los vivos llegarían para conectar con los muertos; en todo caso su modo de reflejar ambas formas de devoción no es terrorífico sino esencialmente ridículo. Cualquier potencial que la película pudiera tener para ofrecer hondura psicológica alguna se ve perdido entre una retahíla de sustos de saldo, que el maquillaje de iconografía hindú no logra disimular.