Crítica de 'El libro de la selva': las oscuras tierras vírgenes

Tráiler de ’El libro de la selva (2016)’. / periodico

El libro de la selva ★★★

Dirección: Jon FavreauCon: Neel Sethi y las voces, en versión original, de Bill Murray, Scarlett Johansson, Ben Kingsley, Idris ElbaTítulo original: 'Jungle book'País: Estados UnidosDuración: 105 minutosAño: 2016Género: AventurasEstreno: 15 de abril del 2016

Adaptada en todas la modalidades, del cine de animación al de imagen real, y en todos los registros, de la comedia a la aventura, 'El libro de la selva' o 'El libro de las tierras vírgenes' (siempre me ha parecido más bonito y más fiel al espíritu de Rudyard Kipling el segundo título) es un clásico imperecedero, lo que quiere decir que pasa el tiempo y sigue funcionando y concita el interés de públicos de lo más diverso.

Esta última versión en imagen real, con panteras, osos, tigres, serpientes y lobos que hablan gracias a los milagros de la posproducción digital, destaca por algo que está en la novela original pero se ha perdido en la espiral de los tiempos: su tono más sombrío. El director del filme es Jon Favreau, un tipo que es capaz de dirigir dos películas de 'Iron Man' para luego hacer una comedia gastronómica como 'Chef', una mixtura imposible como 'Cowboys & Aliens', crear con J. J. Abrams la teleserie futurista 'Revolution' y finalmente relatar la historia de Mowgli.

Cualquier cosa, pues, podía esperarse de esta película que siempre tendrá una dura competidora, la versión Disney de 1967. Inteligentemente, prefiere distanciarse del encanto evanescente de la misma. Baloo y Bagheera, el oso y la pantera protectora, son menos juguetones. Shere Khan, el tigre, es un villano clásico. La escena con la seductora pitón Kaa es muy siniestra, y la secuencia de la pelea en el bosque en llamas es oscura: ni el 3D logra realzar lo que no quiere ser realzado, ya que la novela original es tanto una historia de superación y convivencia como un relato tenebroso sobre las fuerzas del bien y del mal.