Se han hecho cientos de adaptaciones de las obras de Jane Austen. Algunas mejores, otras peores, con más capacidad de reinvención o tendentes al academicismo. Pero lo curioso es que cualquiera que sea el estilo que se utilice, siempre termina primando la fuerza inagotable del texto. En 2009 el escritor Seth Grahame Smith revolucionó el panorama editorial con la deconstrucción de la novela 'Orgullo y prejuicio' convirtiéndola en un folletín de amor, terror y humor de lo más descabellado pero al mismo tiempo lúdico, en el que se introducía dentro del ambiente victoriano una invasión zombi.

La película de Burr Steers 'Orgullo + prejuicio + zombis' sabe capturar ese espíritu juguetón y al mismo tiempo 'trash' y 'explotation' para configurar un film de serie B con envoltorio 'deluxe' a medio camino entre el 'look' televisivo BBC, la parodia del estilo decimonónico y el 'gore' de garrafón. Como buen subproducto que es alardea de sus materiales de desecho sin ningún tipo de pudor, pero nunca alcanza ninguna otra pretensión que convertirse en un vehículo de entretenimiento desprejuiciado sin más originalidad que una acertada mezcla caótica de ingredientes rocambolescos. Y si por algo llega a funcionar la parodia, es por esa base literaria original sobre la que se sustenta, que por mucho que se haya pervertido, continúa manteniendo su esencia icónica más allá de cualquier ruptura de las expectativas.

Quizás, su mayor logro evolutivo sea situar a las hermanas Bennet como una suerte de 'troupe' guerrera, ceñidas con corsés y armadas con katanas para revelar la fuerza del elemento femenino dentro de una sociedad constreñida por las normas sociales.