LUTO EN LAS LETRAS ESTADOUNIDENSES

Muere Harper Lee, autora de 'Matar a un ruiseñor'

La novela, ganadora del Pulitzer y llevada al cine por Robert Mulligan, está considerada una referencia social, cultural e histórica ineludible en Estados Unidos y más allá

Tras el fenomenal éxito del libro, publicado en 1960, la autora optó por dejar de escribir y se alejó de la atención pública para vivir una vida de semiclandestinidad

Agosto  20 de 2007  Harper Lee sonríe durante una ceremonia en honor a los cuatro nuevos miembros de la Academia de Alabama del honor en el Capitolio en Montgomery Ala / AP / ROB CARR

Desde que optó por alejarse de la atención pública tras el fenomenal éxito de su primera y hasta hace poco única novela publicada, la icónica 'Matar a un ruiseñor'Harper Lee huyó de la fama y agrandó el misterio que rodeaba a su figura, personal y literaria. Desde ayer, ese misterio se hace eterno. Lee, que en el 2007 sufrió un derrame cerebral, murió a los 89 años temprano mientras dormía en una residencia de ancianos en Monroeville, su localidad natal en Alabama. Y según un comunicado de su familia, "fue una muerte inesperada; se mantuvo básicamente con buena salud hasta su fallecimiento".

Con Lee, que como no podía ser de otra manera y siguiendo sus instrucciones será despedida en un funeral privado, desaparece una voz escueta pero trascendental en algo más que la literatura estadounidense. Porque 'Matar a un ruiseñor' fue y sigue siendo referencia social, cultural e histórica en un país que, en el momento de su publicación, en 1960, estaba aún a las puertas de librar plenamente la lucha por los derechos civiles. Esos Estados Unidos enfrentados a uno de sus mayores demonios encontraron en el personaje de Atticus Finch, el abogado que defiende a un negro falsamente acusado de violar a una mujer blanca, un referente moral. Y desde entonces se han vendido 40 millones de ejemplares de la novela, galardonada con el Pulitzer en 1961 y adaptada al cine en una memorable versión de Robert Mulligan que hizo indeleble la imagen de Gregory Peck como Finch (personaje por el que ganó el Oscar). El libro se ha asentado como parte de la educación básica de los estadounidenses y no extraña que en alguna encuesta haya aparecido como uno de los libros más influyentes, citado poco después de la Biblia.

"Nunca esperé ningún tipo de éxito con el 'ruiseñor'", dijo la propia Lee en 1964 en una de las pocas entrevistas que ofreció y que acabaría siendo la última. "Esperaba una muerte rápida y piadosa a manos de los críticos, aunque al mismo tiempo esperaba que a alguien le gustara lo suficiente para darme ánimos".

UNA HISTORIA MORAL

Construida a través de los personajes de la pequeña Scout y su hermano Jem, los hijos del viudo Finch, y de su amigo Dill, inspirado en Truman Capote, 'Matar a un ruiseñor' es la historia moral de ese abogado que Lee modeló a imagen de su padre, Amasa Coleman 'AC' Lee, que fue político demócrata centrista, copropietario y editorialista de un periódico y también letrado, especializado en derecho fiscal pero que llegó a defender sin éxito a un padre y su hijo negros acusados de matar a un tendero blanco (fueron colgados y mutilados). Es también, no obstante, una novela costumbrista, el ejercicio sublime de una mujer con talento para las descripciones y el diálogo y que aspiraba a ser "la Jane Austen del sur de Alabama" y a hacer la crónica de algo que veía desaparecer, "la vida sureña de clase media en ciudades pequeñas. Hay algo universal en ello", explicaba en la citada entrevista de 1964, "algo decente que contar en su defensa y algo que lamentar, una vez que desaparezca".

Su Maycomb de ficción es Monroeville, el sur donde Nelle Harper Lee nació el 28 de abril de 1926, la menor de cuatro hermanos, y donde se crió con una madre con algunos trastornos mentales (quizá bipolar). Allí también es donde conoció a Truman Capote, al que años después acompañaría mientras preparaba 'A sangre fría' pero con el que la relación acabó enfriándose. Lee empezó a estudiar derecho en Alabama y a colaborar con publicaciones universitarias, pero dejó los estudios, se fue año a Oxford y al regresar, en 1949, decidió mudarse a Nueva York decidida a convertirse en escritora.

UN AÑO LIBRE

Mientras escribía sus historias cortas tuvo que trabajar en una librería y desempeñar un trabajo haciendo reservas para unas aerolíneas, hasta que en 1956 Joy y Michael Brown, un matrimonio que había conocido a través de Capote, le dieron un cheque por el sueldo de un año y una nota. "Tienes un año libre de tu trabajo para escribir lo que quieras. Feliz Navidad". El regalo dio fruto y Lee pudo presentar a su agente, Maurice Crain, y a su editorital, Lippincott, un manuscrito. Le sugirieron cambios y de ahí nació 'Matar a un ruiseñor'.

"Era una escritora novel e hice lo que se me dijo", aseguró el año pasado en un texto que se publicó, precisamente, cuando se decidió editar aquel manuscrito original que acababa de ser reencontrado. Titulado 'Ve y pon un centinela', el libro 'precuela' partió el corazón a muchos, pues en él, Scout, ya adulta, regresa de Nueva York a Maycomb y encuentra a su padre no como el abogado idealista sino como un segregacionista artrítico. Muchos optaron por no leerlo para no ver caer el mito.

El Atticus Finch original, o el que más huella dejó, siempre seguirá vivo. El año que viene, el productor Scott Rudin planea llevar 'Matar a un ruiseñor' a Brodway, con un texto adaptado por Aaron Sorkin.

La polémica novela dormida

'Ve y pon un centinela' no ha estado libre de polémica. ¿Cómo es posible que una autora que  publicó conscientemente tan solo un libro en toda su vida?, decida a los 88 años que la novela que desestimó y que ha acabado siendo el borrador, interesante pero no logrado de su obra maestra, vea por fin la luz. Lee tuvo un derrame cerebral en el 2007 que le dejó secuelas: ceguera, sordera y vacíos en la memoria. Las sospechas de manipulación se dispararon cuando Tonja Carter, abogada de la autora, dijo "haber encontrado" en el 2014 la novela perdida. Además, el anuncio se realizó solo dos meses después de la muerte de la hermana de Lee, Alice, que pese a ser la mayor demostró tener una mayor claridad mental y siempre defendió la negativa de su hermana a publicar. Finalmente, y cuando la novela estaba ya en las librerías, tras una subasta millonaria, unos agentes de Alabama atendieron a la demanda de diversos medios de comunicación que sospechaban una acción abusiva y concluyeron que Harper Lee era consciente de sus actos. No hubo, sin embargo, un dictamen médico y la duda sigue en el aire.