Springsteen vuelve a 'The river'

El rockero de Nueva Jersey reedita su doble álbum de 1980 con abundantes grabaciones inéditas, un documental y un concierto de la época en DVD

Bruce Springsteen, en el Palau dels Esports de Barcelona el 21 de abril de 1981, durante la gira de ’The river’. / FERRAN SENDRA

El 22 de septiembre de 1979, en vísperas de su trigésimo aniversario, Bruce Springsteen participó en el Madison Square Garden de Nueva York en un concierto organizado por un grupo de músicos con el fin de alertar sobre los peligros de la energía nuclear (‘No Nukes’, se llamó la campaña). Era la primera vez que el rockero de Nueva Jersey comprometía su música en un acto abiertamente político. Durante la actuación, un fan le hizo llegar una tarta de cumpleaños, y Springsteen, lejos de mostrarse complacido, la arrojó sobre el público de las primeras filas con gesto de impaciencia. “Enviadme la factura de la lavandería”, soltó a los pringados espectadores.

A Bruce Springsteen no le sentó bien doblar la esquina de los 30 años. Empezaba ya entonces a descubrir que ser una estrella del rock, el sueño que había perseguido desde la adolescencia, resultaba insuficiente, y trataba de encajar en un mundo adulto cuyos códigos no acababa de desentrañar. Por esas fechas, Springsteen ya había completado la grabación de un disco, el quinto de su carrera, con el título provisional de ‘The ties that bind’. Pero en uno de sus proverbiales ataques de inseguridad artística, desestimó la publicación (“el conjunto de las canciones no era lo bastante personal y carecía de la unidad conceptual que yo buscaba”, se justificó después) y se recluyó con sus músicos durante casi un año para replantearlo todo.

EN EL NÚMERO UNO

El resultado final de esas sesiones fue el doble álbum ‘The river’ (título tomado de una canción que había estrenado precisamente en aquel concierto de ‘No Nukes’). Un poderoso cóctel de rock and roll festivo, hondas baladas de inspiración country y soul desinhibido que describe (y celebra) las vidas de unos personajes de carne y hueso que lidian con problemas cotidianos y salen a divertirse el viernes por la noche. Llegó a las tiendas el 17 de octubre de 1980 y fue el primero de sus discos que alcanzó el número uno en las listas de ventas.

Ahora, 35 años después y siguiendo la estela de lo que ya hizo con los canónicos ‘Born to run’ (1975) y ‘Darkness on the edge of town’ (1978), Springsteen acomete la reedición de ‘The river’ en formato panorámico, en un lanzamiento que mira sin disimulo al mercado navideño y que ofrece, además de los dos discos oficiales remasterizados, un CD con las grabaciones que debían formar parte del desechado disco original y otro compacto con 22 canciones descartadas, la mitad de las cuales solo habían aparecido hasta la fecha en discos piratas.

ARREBATADOR DIRECTO

Y hay más, porque la caja ‘The ties that bind. The River Collection’ incluye también un libro repleto de fotos, carteles y recortes de prensa; el facsímil de un cuaderno con letras y anotaciones; dos DVD con la grabación (incompleta) del arrebatador concierto que Springsteen y su banda ofrecieron en el ASU Activity Center de Tempe (Arizona) el 5 de noviembre de 1980, un día después de la victoria electoral de Ronald Reagan, y un documental realizado por Thom Zimny en el que el héroe de Freehold explica cómo se gestó y cómo se grabó ese álbum caudaloso y heterogéneo que propulsó su carrera y la puso mirando a la cima del mundo (meta que alcanzó, cuatro años después, con ‘Born in the USA’).   

El documental de Zimny, que se estrenó el 27 de octubre en la cadena HBO, es revelador, más allá de las desnudas versiones (solo con su guitarra acústica) con las que Springsteen, desde sus 66 años, recrea hoy canciones como ‘Two hearts’, ‘The river’,  ‘Hungry heart’, ‘Independence day’, ‘Point blank’ y ‘Wreck on the highway’. Frente a la cámara, el músico habla con detalle de las vicisitudes que rodearon el proceso de creación de ‘The river’, sin eludir sus crisis de confianza; subraya su propósito de encontrar “una voz adulta” y, al mismo tiempo, “establecer la identidad sonora” de su banda; rinde homenajes a los desaparecidos Danny Federici y Clarence Clemons; desgrana las influencias musicales que abonaron el terreno para la grabación del álbum (del lamento country de Roy Acuff y Johnny Cash a la explosión de vitalidad soul de Sam & Dave y James Brown y el latido beat de los Dave Clark Five), y, sobre todo, aborda la necesidad que sentía en aquel momento de volver a formar parte de una comunidad tras el progresivo aislamiento al que le habían conducido su empeño artístico y los primeros éxitos.

“En aquellos momentos –confiesa-, sentí que si no volvía a conectar con la vida real, iba a perderme, a desaparecer. Una vida imaginada no es una vida, es solo una historia. Y pensé que podría salvarme a mí mismo de mis inclinaciones más oscuras si pasaba a formar parte de una comunidad de personas que tuvieran que lidiar con problemas reales de un modo real. Y esa es la comunidad que creé en ‘The river’”. Esos son los lazos a los que Springsteen quiso atarse, hace ya 35 años.

Un festín para los fans

Sin desmerecer el espléndido material gráfico y audiovisual incluido en la caja 'The ties that bind. The River Collection', es indudable que el interés del sector duro de la hinchada de Bruce Springsteen está puesto en las grabaciones descartadas en su día y rescatadas ahora para acompañar a los dos discos que componen la versión oficial del álbum. El tercer CD del lote contiene el disco que Springsteen iba a publicar en 1979 bajo el título de 'The ties that bind' y que decidió finalmente archivar; ahí hay pocas sorpresas, porque todas las canciones acabaron en 'The river' excepto tres: 'Be true', que se utilizó como cara B de un par de 'singles' y fue repescada en la caja 'Tracks', en 1978; 'Loose end', que también hizo su aparición en 'Tracks', y la balada 'Cindy', inédita hasta ahora. Más suculento aún se presenta el cuarto CD, 'Outtakes', que exhuma 22 canciones que el rockero de Nueva Jersey optó por dejar fuera del álbum. De ellas, nueve ya habían salido a la luz en el citado 'Tracks' y una ('From small things big things one day come') fue incluida en la antología 'The Essential Bruce Springsteen', del 2003. Las 12 restantes son completamente inéditas, y van desde el rock and roll febril de 'Chain lightning' hasta hirientes baladas como 'The time that never was' y 'Stray bullett', pasando por la sofisticación pop de 'Whitetown' y el impetuoso rock inequivocamente springsteeniano de 'Little white lies'. Un verdadero festín.