Andy Hamilton y Guy Jenkin
He aquí el tipo de comedia que hace a los adultos comportarse como niños y a los niños, por el mero hecho de serlo, los supone tontos -de ahí su empeño en tomarse literalmente lo que se les dice en sentido figurado-. Unos y otros son meras criaturas de sitcom y eso niega al filme todo sentido de la comedia, el drama y la emoción. Al final, la película intenta hablar de verdades universales sobre el amor, la muerte, las relaciones, las familias y los jóvenes, pero no ofrece un solo momento que posea un mínimo de credibilidad. N. S.