El grupo madrileño de tecno-pop Aviador Dro sigue vivo y activo tras más de tres décadas. Este mes se edita el doble CD de sencillos, maquetas y rarezas Otros mundos, otras estrellas (1979-1982). Una excusa para conversar con su ideólogo, compositor y cantante, Servando Carballar.
-¿Cómo consiguió su primer sintetizador en la España de los años 70?
-Tenía un órgano electrónico con el que estudiaba piano y descubrí que tenía una caja de ritmos. Con él compuse Nuclear sí y La chica de plexiglás. Hasta entonces los sintetizadores eran ultracaros, pero un día vi un sintetizador italiano, el Jen-2000, parecido a lo que sería el Korg MS-10. Ese ya costaba 10 veces menos, era muy sencillo de manejar y muy cómodo para llevarlo a los conciertos.
-¿Dónde ensayaba con su grupo?
-Teníamos un local en el Ateneo Libertario Prosperidad, un centro ocupado en el que también ensayaba Radio Futura, los Pegamoides, Paco Clavel... Los viernes y sábados montábamos una discoteca, cobrábamos 50 pesetas y con eso nos costeamos el material. Una vez, los Guerrilleros de Cristo Rey y los de Fuerza Nueva dijeron que vendrían a matarnos. Y ahí estaba Miguel Bosé, con un bate de béisbol, defendiéndonos y gritando: «¡Que vengan esos hijos de puta, que les vamos a dar!». La siguiente vez que lo vi fue cantando Linda.
-Es decir, hubo un pop independiente y de izquierdas a final de los 70.
-Nosotros estudiamos en el Instituto Santa Marta, el más rojo de Madrid. Éramos punks, pero todos nuestros amigos eran trotskistas, anarquistas... Aquel era nuestro mundillo.
-Pero no era el mundillo de muchos grupos de la movida madrileña.
-Esos grupos no se definían mucho y se centraban más en lo estético y en pasarlo bien. Pero nuestro perfil también era ambigüo. Salió Nuclear, sí y la gente creía que éramos ultrafascistas. Entonces, la izquierda abogaba por volver al campo y casi a las cavernas. Nunca nos llamaron para tocar en actos políticos.
-Es normal que descolocase a la gente. ¿Qué querían explicar ahí?
-Esa canción está inspirada en el cómic Mundo mutante, de Richard Corben. Estábamos en plena guerra fría, vivíamos cerca de Torrejón y estábamos convencidos de que en cualquier momento empezarían a caer misiles. Teníamos clarísimo que sobreviviríamos a la guerra nuclear e hicimos un mapa del barrio con sitios donde conseguir comida y armas de caza. No nos parecía del todo mal que hubiese un holocausto nuclear y poder empezar de nuevo.
-¿Cómo se pasa del comunismo a abogar por el fin de la humanidad?
-Éramos punks: si todo se acababa, no pasaba nada. Los hombres somos cuatro monos un poco avanzados. Ya llegaría otra civilización. Asumí que la ciencia tiene un riesgo y que si queremos llegar algún día al espacio, una de mis ilusiones absolutas, habrá que romper algunos huevos.
-Se acusa a la escena indie de los 90 de despolitizada, pero la de los años 80 también acabó siéndolo.
-Lo que más daño hizo fue la profesionalización y la institucionalización. Se asimiló el movimiento, se incorporó a las fiestas de los pueblos con unos cachés muy altos y, a partir del 85, los grupos empezaron a pensar que podían ser rock stars. Es una evolución natural, entre comillas. Se crea una escena, la gente puede vivir de ello, se te abren las puertas Los 40 Principales y El Corte Inglés...
- ...Y de los ayuntamientos, lo cual contribuye a despolitizar el pop.
-Efectivamente. Pero el rock radical vasco también estaba institucionalizado por el aberzalismo y lo mismo pasaba con el rock catalán. Y los que deberían hacer la revolución, los grupos de los 90, en lugar de hacer algo más radical, pasaron a un esteticismo o a un esnobismo más sofisticado.
-Para editar este recopilatorio de Aviador Dro no habrá tenido que pedir permiso a editoriales ni discográficas. ¿Por qué quiso siempre ser dueño de sus canciones?
-Soy muy aficionado al cine y sabía que, a diferencia de gente como Stan Laurel y Oliver Hardy, Charles Chaplin siempre mantuvo a ultranza los derechos sobre sus películas. Mientras grandes cómicos del cine mudo murieron arruinados, él pudo mantenerse, en parte, gracias a eso. Siempre actué así inspirado en Chaplin.