Lazos de sangre maneja un catálogo de trilladas tramas propias del cine criminal de los 70: hermanos en lados opuestos de la ley, un último golpe que no es tal, etcétera. Pero si Sidney Lumet a menudo decía mil cosas con solo una imagen o un movimiento, Guillaume Canet recurre a pesados diálogos que no iluminan a sus personajes, al tiempo que acumula inverosímiles giros argumentales y sangrantes obviedades narrativas. ¿De verdad era necesario usar Heroin, de la Velvet
Undergound, para ilustrar un chute de he-
roína? N. S.
Guillaume Canet