E s sin duda la exposición del momento en París. Y va camino de consolidarse como el gran acontecimiento cultural del año. La retrospectiva de Diego Velázquez (1599-1660) en el Grand Palais es mucho más que un recorrido por la obra del pintor sevillano, es una suerte de «museo efímero» del Siglo de Oro en el que los lienzos dialogan con otros pintores de su época, dejando al descubierto el talento del retratista de la corte de Felipe IV.
Estructurada en cuatro grandes secciones, el itinerario traza sutilmente una línea de continuidad en cada cuadro. Se sigue así a Velázquez desde sus años de formación en el taller de Francisco Pacheco, donde pinta la Educación de la Virgen abandonando la retórica manierista de sus predecesores y abrazando el naturalismo, el mismo que se aprecia en las escenas de taberna o los bodegones. En su primer viaje a Italia, gracias a que Rubens convence al Rey para que le permita ir a formarse, Velázquez se apropia del claroscuro de Caravagio (La Fragua de Vulcano y La túnica de José) que fusionará con la pintura veneciana, más luminosa, más vibrante. Pero no solo.
Viaje para la historia
El interés por el paisaje es una de las conquistas de ese viaje y su estancia en la Villa Médicis dejará para la historia dos magníficas vistas de los jardines que reenvían de manera inmediata a los impresionistas. Se ve, por supuesto, La Venus del espejo y al Velázquez retratista -con, entre otros, el imponente retrato del Papa Inocencio X- que tanto seduciría a Manet y los románticos.Y la última década de su vida en Madrid dedicado a retratar a la familia real. Además, hay sorpresas. Gracias a recientes descubrimientos se pueden atribuir a Velázquez obas cuya autoría antes no era clara, como La Inmaculada Concepción, Santa Rufina, San Juan Bautista en el desierto, Sebastián de Huerta o joven campesino. En su primer mes de exhibición, la muestra ha recibido una media de 5.000 visitantes diarios, según Abertis principal patrocinador a través de Sanofi, su filial gala, de la gran exposición.
En total 51 obras de Velázquez, un auténtico lujo en un país que solo tiene tres obras del artista: Retrato de Felipe IV en el Museo Goya de Castres, Santo Tomás, en el Museo de Bellas Artes de Orléans, y Demócrito en el de Rouen. Los Reyes Felipe y Letizia, que tenían previsto inaugurar la muestra el pasado 26 de marzo, cuando el siniestro del avión de Germanwings obligó a posponer su visita a París, acudirán al Grand Palais a principios de junio. La exposición se clausura el 13 de julio.