CRÓNICA. El cineasta Cesc Gay debuta en el teatro con la jugosa comedia 'Els veïns de dalt'

Bienvenido a los escenarios

Àgata Roca, Jordi Rico, Nora Navas y Pere Arquillué, en una escena de la obra que estrena el Romea. / DAVID RUANO

Los seguidores del cine de Cesc Gay van mal encaminados si piensan que su debut teatral, en la doble faceta de director y autor, se mueve sobre los raíles de sus películas. La única semejanza entre una comedia jugosa y con gags indisimulados como Els veïns de dalt y algunos filmes, de perfil sombrío, del director barcelonés (En la ciudad, Ficció) es su afición a poner el microscopio sobre pequeños entornos. El teatro, sin embargo, no es un mundo ajeno a Gay, que ha llevado al celuloide dos recordadas piezas como V.O.S. y Krampack.

El cineasta debuta en el escenario con las cartas boca arriba: comedia de humor, destinada a un gran público y servida por un atractivo reparto. La fórmula del éxito teatral no está escrita y esos ingredientes solo funcionan si el patrón tiene mano para perfilar situaciones y personajes, sentido del ritmo y complicidad con sus cuatro intérpretes. Todo esos elementos cuadran en una pieza de argumento con gancho. Una pareja invita a cenar a sus vecinos del piso de arriba con la intención de consolidar sus relaciones. Eso es lo que ella pretende y de paso, como quiere él, pedirles más discreción cuando practican sexo. La caja de gags, queda claro, se abre desde el inicio.

CHISTE FÁCIL / Los anfitriones son Anna (Àgata Roca) y Juli (Pere Arquillué), un matrimonio atrapado en la rutina de la convivencia y con frecuentes discusiones. Él es un gruñón profesor de música que deja en el conservatorio toda su mano izquierda y sensibilidad. A su casa llegan Salva (Jordi Rico), un bombero con la manguera a punto (chiste fácil y frecuente en la obra), y Laura (Nora Navas), una psicóloga que no pierde ocasión de demostrarlo.

Gay cambia el ritmo al llevar la comedia a una zona más cruda cuando las heridas de la convivencia se agravan entre Anna y Juli. Pero siempre da un paso atrás para recuperar el tono humorístico. La moraleja es, además, tranquilizadora para ese público generalista que ya aplaudió, por ejemplo, El nom, El crèdit o Dones com jo, obras de la misma liga triunfal de Els veïns de dalt. Un elenco que funciona sin titubeos potencia una comedia con Arquillué y Roca al mando. Él muestra su amplio registro con una efectiva comicidad y ella seduce con esa cara de no haber roto un plato y un look a lo Audrey Hepburn.