Arto Lindsay: «Hasta los 90, Brasil era playas y fútbol»

El cantante y guitarrista de culto actúa el sábado en Luz de Gas, dentro del Festival de Jazz de BCN

«Hasta los 90, Brasil era playas y fútbol»_MEDIA_1 / DANNY CAMINAL

Participó en una escena de culto, la no wave neoyorkina de finales de los 70 y principios de los 80 (DNA, The Lounge Lizards, Ambitious Lovers) y emprendió una carrera en solitario gestionando, con ánimo experimental, el diálogo del ruido y la melodía, mientras colaboraba con músicos Caetano Veloso, Marisa Monte, David Byrne, Laurie Anderson, Ryuichi Sakamoto... Es Arto Lindsay y esta noche regresa a Barcelona (21.00 horas, Luz de Gas, Festival de Jazz).

-Su nuevo disco se titula Encyclopedia of Arto. Suena muy académico.

-(Ríe) Bueno, es más irónico que pretencioso. Es una antología con mis mejores canciones de cada disco.

-¿Un grandes éxitos de un músico experimental y minoritario?

-Un disco en el que he querido subrayar los contrastes entre estilos que hay en mi obra: de lo experimental y vanguardista a lo popular. Me gusta trabajar con los extremos: tranquilo, ruidoso, lírico... Me gusta ir de un punto a otro.

-Hacía diez años que no publicaba un disco. ¿Qué ocurrió?

-Me trasladé a Río de Janeiro, y cuando volví a la música lo hizo en un terreno distinto: grabaciones en solitario, las del segundo compacto de Encyclopedia, y música para carnavales, desfiles y montajes audiovisuales. Luego he vuelto gradualmente a tocar con una banda.

-Creció en Brasil. ¿Ha encontrado ahora un país distinto?

-Por supuesto. Crecí escuchando a Joao Gilberto, Roberto Carlos, Jorge Bem, Luiz Gonzaga, Dorival Caymmi. Eran mis estrellas del rock cuando era un adolescente.

-Una música que ha terminado integrándose en el imaginario pop.

-Sí. Hasta los 90, Brasil era playas y fútbol. Y carnaval. En Estados Unidos y Europa la gente no conocía nada más. ¿Cuando salió Thirller, de Michael Jackson?

-A finales de 1982.

-Creo que a partir de entonces la gente comenzó a cansarse de Estados Unidos y buscó una nueva mitología. Brasil se parece a Estados Unidos: en su historia hay esclavismo, colonización, una mezcla de Europa y África, es un país grande... Era la hora de Brasil.

-¿Le estimula, entonces, la vida artística actual de Río? 

-Río tiene cosas maravillosas. El otro día pensaba: ¿por qué la música americana ha dominado el mundo? No es solo porque Estados Unidos se haya convertido en una potencia económica. Ha triunfado también porque es música negra y representa el esfuerzo. ¡Qué difícil era ser feliz siendo esclavo! Eso explica la intensidad de la música americana. Y la música brasileña es parecida; también tiene esa energía.

-¿Imaginó que tanta gente acabaría hablando de una escena en su día tan minoritaria como la no wave?

-Duró poco y se ha convertido en un fetiche, como los años 20, como la Viena de finales del siglo XIX. Tuvo un impacto en Japón, donde inspiró a muchas bandas de noise.

-¿Qué música le interesa ahora?

-La música. Sigo buscando cosas nuevas. Hay músicos individuales interesantes, aunque no veo movimientos ni grandes cambios. Caetano está bien, y me gusta James Blake... Escucho mucho música. You Tube es increíble.

-¿U2?

-¡No, You Tube! U2 me parecen lamentables, no los soporto. Cuando veo a mi amigo Brian Eno, que ha trabajado mucho con ellos, siempre se lo digo. Puaj... Apestan. Y eso que tengo sangre irlandesa. Conocí una vez a su bajista, es un tipo majo, pero su música me parece terrible.