A pesar de su título, estamos ante una película que tiene poco del espíritu de Escobar. Y quizá ese haya sido el camino acertado. ¿Aguantarían los chavales de hoy un filme costumbrista y fiel a los tebeos? Quizá no. Entre otras cosas porque ni los conocen ni los han leído, a pesar de que están ahí, en las estanterías de sus padres. El director Oskar Santos apuesta por coger los personajes de Escobar y hacerlos protagonistas de una película, básicamente, de aventuras y dirigirla a un público que sigue siendo fiel a las salas: el de los niños (no el de los adolescentes). Acierta Santos en dar un regusto retro al filme, así como en reivindicar los juguetes de siempre (y eso tiene mérito porque estamos en plena era de internet y la chavalería no debe saber qué son las canicas). Otro gran acierto de la cinta -con un empaque al que ya no estamos acostumbrados en el cine español- es ese villano al que le han robado la infancia (enorme Javier Gutiérrez) y el aroma dictatorial del centro reeducacional donde son recluidos los traviesos Zipi y Zape.
LOS ESTRENOS DE LA SEMANA
'Zipi y Zape y el club de la canica', reivindicar la aventura y los juegos Oskar Santos
Reivindicar la aventura y los juegos Zipi y Zape y el club de la canica Oskar Santos_MEDIA_2
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